Piel con piel


psicoterapia barcelona

Hace unos días leí una entrevista con el Doctor Nils Bergman, un experto en neurociencia perinatal. El título de la entrevista era el siguiente: “Los mil primeros minutos de vida determinan la existencia”. Según el Dr. Bergman durante estas primeras horas de vida  el contacto del bebé con la madre es de vital importancia para su desarrollo emocional y cognitivo. Separar al bebé de su madre después del parto y durante las primeras horas de vida crea un estrés tóxico en el bebé que produce cambios hormonales, metabólicos y cognitivos que pueden afectar a su salud y condicionar la duración y calidad de su vida.

Un claro ejemplo lo encontramos en los bebés prematuros, los cuáles son separados de sus madres y puestos en una incubadora. En este estado el bebé percibe el mundo como un lugar difícil e inseguro en el que debe permanecer en constante alerta. Mientras que su ADN espera el contacto con la piel de la madre, su olor corporal y su mirada lo que se encuentra es un ambiente totalmente opuesto, un ambiente frío y hostil. Ante esta situación el bebé reacciona cambiando su metabolismo y se pone en alerta, activándose la hormona del cortisol, también denominada hormona del estrés. Esta hormona eleva el estrés y la presión en el niño, movilizando las reservas de energía y produciendo un desgaste que incide negativamente en la expectativa de vida del bebé.

Cuando el bebé encuentra un ambiente seguro, donde recibe el calor, la mirada y el contacto de la madre, se activa el denominado circuito de la oxitocina. La oxitocina es una hormona que produce una sensación de seguridad y confianza en el bebé. El contacto piel con piel favorece que se consoliden las conexiones neuronales del cerebro del bebé, conectando el cerebro emocional con el cerebro social. Asimismo este contacto produce un efecto beneficioso en el vínculo que establece la madre con su hijo, favoreciendo también las conexiones neuronales de la madre y la adaptación del bebé a la lactancia materna. A largo plazo el contacto piel con piel también favorece al niño una vez éste se hace mayor. Niños separados prematuramente de la madre y aislados de ella los primeros días de vida son más proclives a sufrir problemas de ansiedad, depresión o inestabilidad emocional en el futuro.

El Dr. Bergman estuvo varios años comprobando la eficacia de este método en África donde los niños no disponían de incubadoras y eran puestos en contacto directo con la madre. Aunque muchos médicos dudaban de su eficacia el  porcentaje de bebés que sobrevivían superaba ampliamente las expectativas de estos profesionales.

Personalmente estoy de acuerdo con la teoría del Dr. Bergman, no obstante yo también considero de gran relevancia el antes y el después de estos mil minutos. El antes me refiero a las condiciones en las que ha vivido el bebé durante su etapa intrauterina, así como el momento en que se produce el nacimiento. Si la madre ha vivido el embarazo con unos niveles de estrés importantes o desde una posición de rechazo hacía el hijo que espera seguramente el bebé también haya vivido esta situación de estrés y rechazo en su propia piel. Existen también otras situaciones que pueden afectar al bebé durante este período prenatal, como las vinculadas a adicciones que pueden afectar a la madre como drogas o alcohol. Todas ellas pueden incidir directamente y de forma negativa en el desarrollo posterior del bebé. Dentro de este período de influencia también es importante destacar los derivados de las intervenciones médicas que se realizan en el parto, los cuales también pueden suponer un trauma importante para el niño.

Lo que yo denomino después sería el periodo de vida hasta aproximadamente los tres años de edad.  El primer año de vida es fundamental en el desarrollo del cerebro del bebé, pues es cuando se establecen el mayor número de interconexiones neuronales de toda su vida. Si el niño recibe amor, afecto y cuidado por parte de los padres se fomenta la formación y estabilización de sus redes neuronales. Podríamos decir que a más amor y contacto más potencial de inteligencia en un futuro, no únicamente inteligencia cognitiva sino también emocional y social. En estos primeros años de vida es importante que los padres transmitan seguridad y acompañen a sus hijos en el proceso de crecimiento, haciéndoles ver que son respetados y apreciados. Es el denominado apego entre padres e hijos, el cual favorece un desarrollo social, emocional y cognitivo más fuerte en el niño, por lo que éste dispondrá de más recursos para enfrentarse a los obstáculos y las situaciones difíciles que se le puedan presentar durante su vida.

Personalmente considero que si en estas primeras etapas tan vulnerables de la vida hubiese una mayor conciencia y respeto por el desarrollo humano, seguramente los servicios de psicoterapia no serían tan necesarios como lo son en la actualidad. Tomando una conocida frase de Evânia Reichert, una reconocida psicoterapeuta familiar, “La paz en el mundo empieza en el vientre materno”, a la que yo añadiría, “La paz en el mundo y con nosotros mismos empieza en el vientre materno”.

Para terminar os dejo un video del Dr.Bergman el cual habla sobre la vulnerabilidad en estas primeras etapas de la vida:






Leslie Beebe
Terapia Gestalt y Life Coaching Barcelona



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