Convivir con la depresión
La depresión es un trastorno difícil de explicar para aquel
que la sufre. La pena, la desesperanza, la angustia, la baja energía y la
sensación de impotencia en las que se encuentra inmersa la persona deprimida,
difícilmente son comprensibles para familiares y parejas que conviven con
ellos. Sin embargo ante una situación de depresión, la familia adopta un papel
fundamental como apoyo y acompañamiento para la persona que sufre
este trastorno. Como es un tema que habitualmente trato en mis sesiones de Terapia Gestalt, mencionaré algunas de las pautas que la
familia puede adoptar en su rol de acompañamiento de la persona depresiva.
Ponerse en manos de profesionales. La depresión es un
trastorno grave que no debe menospreciarse y por tanto debe ser tomado en serio. Cuando estados como la tristeza y la melancolía
perduran en el tiempo, afectando la capacidad para relacionarse con otros,
trabajar o simplemente afrontar el día, pueden ser síntomas de la aparición de
un trastorno depresivo. Ante estos indicios, los familiares deben de actuar
expresando al deprimido la necesidad que pida ayuda y se ponga en manos de
profesionales de la terapia. Convencer a una persona en este estado no va a ser fácil, pero
es imprescindible que la familia mantenga una actitud firme y persistente al
respecto, acompañándole si fuese necesario al terapeuta o profesional en
cuestión.
Ayudarle a aceptar la depresión. La familia debe transmitir a
la persona que nadie es culpable de padecer depresión. Es muy importante que la persona depresiva reconozca y asuma la situación que está atravesando,
así como las limitaciones que de ésta puedan derivarse. No es tarea fácil,
tanto para uno mismo como para la familia que le acompaña, pues antes del
reconocimiento aparecerán otras etapas de difícil gestión, como la negación, el
enfado, la rabia y la tristeza. En este proceso de integración es recomendable
que la familia reevalúe la relación emocional con la persona, modifique las
expectativas que pudieran tener en él y le ayude en su progresiva aceptación de
la nueva situación. Si eso se consigue, y se mantiene a la vez el propósito de
colaborar con el terapeuta, será un paso importante para reducir las
consecuencias de la enfermedad.
Estar a su lado y respetar sus silencios. Para aquellos que
nunca han experimentado un episodio de depresión les es difícil entender el
grado de sufrimiento y desamparo en que queda sumido el depresivo. Sin embargo
es importante que ante esta dificultad, la familia adopte un rol de
acompañamiento y respeto. Es importante que la familia entienda que el
depresivo no necesita de recomendaciones piadosas, ni invitaciones a hacer
cosas o a levantar el ánimo, pues no es una cuestión de falta de voluntad
por su parte. También es absurdo presionarle para que se muestre sociable, como
si eso fuese algo que estuviese a su alcance. Estas actitudes contribuyen
negativamente en el proceso, pues el depresivo se siente presionado a estar
bien y aumenta su sensación de que los que le rodean no comprenden su
situación. La familia debe respetar los silencios y los momentos de solitud que
acompañan al proceso depresivo, y simplemente hacerle llegar que se está
dispuesto a ayudarle, a escucharle y a hablar de ello cuando la persona así lo
estime oportuno.
Si alguien de tu entorno o tu mismo sufres de depresión, puedo ayudarte. LLámame o WhatsApp al 645 368 714 o escribe a lesbcn13@gmail.com
No pedirle explicaciones ni presionarle. Exigir explicaciones a una persona que está sufriendo este trastorno únicamente va a provocarle irritación, malestar e incluso culpa, así como aumentar su sensación de que aquellos a los que quiere no le entienden. Es imposible que el depresivo de explicaciones sobre su estado, pues muchas veces ni el mismo sabe lo que le pasa, y el porqué ha llegado a quedar sumido en este estado. La depresión es algo que uno no elige y su superación no depende de la libre voluntad. Presionarle para que realice actividades con las que no se siente cómodo en este momento, como salir y sociabilizar más, son contraproducentes. Pues en estos casos el efecto va a ser totalmente el opuesto. Por ejemplo si se le obliga a salir con amigos, la percepción del deprimido va a ser la dificultad que siente a salir de casa y a interactuar con los demás. El depresivo va a estar comparándose con el resto, focalizándose en aspectos negativos, como lo mal que está él y lo bien que se lo está pasando el resto del grupo.
Transmitirle esperanza. Como ya hemos dicho es importante que
la familia acompañe al deprimido en este duro proceso. La familia puede
comunicarle que aunque ahora está pasando por un duro trance, y le sea difícil
entenderlo, hay una salida a esta situación, y por tanto luz al final del
túnel. También es importante hacerle ver que no está solo en este proceso, y
que cuenta con el amor de la familia. Finalmente es recomendable hacerle
entender que si es constante con el proceso terapéutico, la mejora llegará en
el futuro.
Reforzar su autoestima. Un rasgo característico de la depresión es el déficit de autoestima. La persona tiende a no ver sus logros y únicamente enfocarse en sus aspectos negativos, recreándose en sus fracasos y pasando por alto sus aptitudes y los buenos momentos vividos. En estas circunstancias es clave el papel de la familia para hacerle ver sus cualidades, dar valor a sus capacidades y, por encima de todo, que a pesar de las dificultades del presente, transmitir lo mucho que la persona significa para quienes tanto le quieren.
Cuidarse a uno mismo. Convivir con una persona depresiva no
es fácil, es difícil vivir con una persona instalada en la tristeza, que puede
tener comportamientos difíciles de entender y con quién la comunicación es
complicada. Asimismo los estados anímicos que se generan en esta situación
pueden llegar a ser contagiosos. Es por este motivo que la familia debe tener
claro que la atención y ayuda al depresivo no puede absorber todo los recursos
afectivos del entorno familiar. En este sentido es importante no descuidar el cuidado de los
otros miembros de la familia, estando atento a las preocupaciones y sentimientos
del resto. Es muy importante prestarse apoyo mutuo y gestionar las situaciones difíciles que
van apareciendo de forma conjunta, todos a una. Asimismo en el camino de
acompañamiento es también importante no descuidar el cuidado propio y las
necesidades de uno. Quien no sabe atender sus necesidades, difícilmente podrá
cuidar al otro de una forma saludable para sí mismo.
Leslie Beebe
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