Como terminar mi relación de pareja (con el menor dolor posible)

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Como terminar mi relación de pareja. Una de las situaciones más difíciles, emocionalmente hablando, es darnos cuenta que nuestra relación de pareja se ha terminado, y en consecuencia enfrentarnos a la idea de tener que comunicárselo a nuestra pareja. En estos momentos se nos mueven multitud de emociones y sentimientos, entre ellos; culpa derivada de sentir que hemos fracasado en nuestro proyecto de pareja, miedo al cambio, miedo a la soledad, miedo a los comentarios de amigos y familiares, y tantos otros temores y miedos que nos dificultan enfrentarnos con la realidad. Debido a esta dificultad, en muchas ocasiones preferimos no ver aquello que se nos presenta como obvio. En estos momentos aparece una voz interior que nos pone justificaciones y excusas para no aceptar la realidad, mensajes del tipo; “ahora no es un buen momento”, “tampoco estamos tan mal”, “quien me asegura que sin él/ella estaré mejor” y tantas otras que nos incitan a no enfrentarnos con el dolor de admitir el fin de nuestra relación. Aunque no vamos a poder evitar el sufrimiento que conlleva una separación, aquí os dejo algunos consejos para gestionar la situación de la forma más responsable posible, con el objetivo de no causar un daño mayor al que ya comporta la propia ruptura.

Primero. Tener en cuenta el lugar y el momento en que queremos abrir el tema. Obviamente es necesario hacerlo en persona, nada de teléfono ni Whatsapp, así como también encontrar un momento propicio, en que ambos estéis tranquilos, sin gente ni distracciones alrededor.

Segundo. Enfocarnos en explicar cómo nos sentimos, desde cuándo estamos así y cómo creemos que hemos llegado a la situación actual. Es importante evitar acusaciones hacía el otro, culpándole por lo sucedido, recordemos que ambos tenéis vuestra parte de responsabilidad en lo sucedido. También debemos rehuir formas de comunicación que falten al respeto hacía la otra persona como las palabras hirientes y los insultos, pues lo único que vamos a conseguir con esa actitud es hacer un daño innecesario al otro, sin nosotros obtener ningún beneficio por ello.

Tercero.  Ser consecuentes con aquello que sentimos. A veces cuando empezamos a visualizar la idea de que la relación se acaba, actuamos de forma totalmente opuesta, es decir nos empeñamos en que la cosa funcione y nos forzamos a actuar de una forma que no sentimos; actitudes como planear una escapada romántica para recuperar la ilusión perdida, estar más atento hacía las necesidades del otro o mostrarse más cariñoso de lo habitual, son síntomas de este tipo de actitud. Si actuamos según como nos sentimos, seguramente nos mostraremos más distantes, menos atentos hacía el otro y más focalizados en nosotros, por lo que esto puede dar pistas a la pareja una vez llegue el momento de la ruptura.

Cuarto. Ser asertivo y directo. Es importante no andarnos con rodeos cuando comuniquemos al otro nuestra intención de dejar la relación. Lo mejor es decir a nuestra pareja de forma clara y con firmeza que queremos dejar la relación, y después explicar cómo nos sentimos al respecto, y no a la inversa.  Es importante evitar posiciones ambiguas, así como dar falsas esperanzas al otro con frases del tipo; “darnos un tiempo”, “necesitar mi espacio” y otras de similares que únicamente van a crear más confusión y dolor en la otra persona. Debemos evitar que nuestra pareja se cree falsas esperanzas sobre la continuidad de la relación y acepte la realidad tal y como es. Esta actitud asertiva y directa por nuestra parte, evitará que tanto nosotros como nuestra pareja nos quedemos enganchados en la relación.

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Quinto.  No intentar salvar al otro ni querer aliviar su dolor. Ante la dura noticia que supone ser dejado, seguramente la otra persona se derrumbará y empezará a llorar. En estos difíciles momentos es cuando es más importante mantenernos firmes en nuestra decisión, evitando consolar al otro. La actitud a adoptar en estos casos es de acogida, comunicando al otro que comprendemos su dolor, pero que esto es lo que sentimos y que continuar con la relación únicamente significaría un engaño para ambos. Es importante que esta actitud asertiva y firme vaya acompañada de un  lenguaje verbal y corporal coherente. De nada sirve que le digamos al otro que queremos dejarlo, y por otro lado le estemos consolando a través de besos y abrazos, pues lo único que conseguimos con esa actitud es crear más dolor, confusión y falsas esperanzas en la pareja. La congruencia entre nuestras palabras y nuestros actos ayudará a que la otra persona entienda que nuestra decisión es definitiva, y le ayudará a hacerse la idea de que la relación está acabada.

Sexto. No dejarnos manipular. Ante la noticia de la ruptura es frecuente que el otro reaccione expresando su dolor a través del ataque personal hacía nosotros. No olvidemos que es una persona que nos conoce bien y por tanto sabe de nuestras debilidades y flaquezas; por este motivo y al sentirse herido, sin duda va a utilizar todas sus armas para convencernos de nuestro error y hacernos retractar de nuestra decisión. Algunos casos son aquellos en que el otro recurre al chantaje emocional, a través del botón de la culpa, para así hacernos sentir como una mala persona por romper la relación. Otros casos son aquellos en que se recurre a la imagen personal, y como ésta va a quedar dañada ante familiares y amigos si la pareja se disuelve, en otros casos se recurre al tema económico, al tema de los hijos etc… Ante este tipo de circunstancias debemos obviar las palabras de ataque de la otra persona y centrarnos únicamente en expresarle aquello que sentimos, sin entrar en acusaciones ni juicios. En estos momentos de fuerte carga emocional es frecuente que queramos justificar los motivos de la ruptura, e intentemos que el otro los llegue a entender. Nada más lejos de la realidad, debemos tener en cuenta que la otra persona no se encuentra receptiva a ningún razonamiento que nosotros le podamos hacer en estos momentos, pues se encuentra aún conmocionado por la noticia recibida. Por este motivo debemos evitar entrar en debates con el otro sobre quien tiene la razón, pues lo único que conseguiremos con esa actitud es acabar en una pelea que únicamente va provocar un dolor mayor para ambas partes.

En caso de que veamos a la persona muy afectada, o a veces incluso ante amenazas de suicidio que la otra persona pueda expresarnos en estos momentos de profunda intensidad emocional, nuestra actitud debe seguir siendo de firmeza con la decisión tomada, comunicándole que si lo cree oportuno busque ayuda profesional, pues nosotros no somos la persona adecuada para ayudarle en estos momentos. Nosotros no podemos desarrollar dos roles a la vez, por un lado ser quien le deja, y a la vez ser la persona que le ayude a recuperarse de la ruptura, son ambos incompatibles. Si queremos quedarnos más tranquilos, podemos hablar con familiares y amigos para que estén alerta sobre su estado.

Séptimo. Mantenernos firmes con nuestra decisión. Aunque tengamos claro nuestra intención de dejar la relación, esto no significa que una vez tomada la decisión y comunicada al otro, no nos surjan dudas al respecto. Es frecuente que después de la ruptura dudemos sobre si la decisión tomada ha sido la correcta, y por tanto aparezca en nosotros la idea de una posible reconciliación. Es normal seguir teniendo  sentimientos hacía la otra persona, después de la experiencia común vivida, sin embargo eso no debe confundirse con un auténtico deseo de querer retomar la relación. En esta etapa es común replantearnos la decisión, aunque este pensamiento suele ser más fruto de miedos, así como de sentimientos de culpa y estados de melancolía característicos del momento, que no de un claro convencimiento que nos hemos equivocado y queramos volver. Únicamente el tiempo nos va a permitir saber si realmente la decisión tomada fue la acertada o no, y ahora no es ese momento.

Octavo. Mantener la distancia. Una vez hemos expresado al otro nuestro deseo de finalizar la relación es recomendable mantener cierta distancia con esa persona. Debemos entender que el otro necesita de su tiempo y de su espacio para ir asimilando la dura noticia. En la medida de lo posible debemos evitar llamarle o quedar de nuevo enseguida. Es de vital importancia para nosotros poner atención en no estar pendientes en todo momento del otro, a través de vías como el Whatsapp, sobre todo cuando estemos atravesando momentos de vulnerabilidad, propios de esta época, en que los estados de soledad y melancolía suelen estar a flor de piel. También es importante que fijemos nuestros límites, y mantengamos la distancia, si vemos que la persona quiere seguir manteniendo un contacto asiduo con nosotros, como el mantenido hasta el momento. La pareja debe de tomar conciencia que la relación está terminada, y si seguimos manteniendo un contacto con él como hasta ahora no le estamos ayudando a entender la nueva situación. Obviamente, si convivimos con la pareja lo más recomendable sería marcharse del domicilio, para así hacer efectivo el espacio que antes hemos comentado.

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Noveno. Empezar el duelo en toda regla. Una vez tomada la decisión y comunicada al otro es importante que ambas partes empecéis el duelo lo más pronto posible. Por este motivo es importante la actitud ya comentada de firmeza ante la decisión tomada, la cual se ha de manifestar en actitudes acordes a dicha decisión. Es importante no confundir al otro con mensajes contradictorios que le puedan hacer pensar que existe alguna posibilidad de restablecer la relación de pareja.  Tampoco es aconsejable recurrir a promesas que puedan albergar alguna esperanza sobre una posible reconciliación, del tipo “podemos ser amigos”, pues eso lleva su tiempo y no siempre acaba siendo posible.

Si actuamos de forma coherente, con respeto hacía el otro y hacía nosotros mismos, y nos mantenemos firmes y consecuentes con aquello que hemos decidido, el duelo se presenta de forma natural como el inicio de una nueva etapa en la vida de ambos.

Como comúnmente se dice;

“El duelo requiere que el muerto esté bien enterrado, y no que cada día sea un nuevo funeral”.

Leslie Beebe


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