Terapia para Ansiedad e Insomnio
El insomnio es un síntoma frecuente en aquellas personas que sufren de
ansiedad. Denominamos como insomnio la incapacidad de poder dormir
las horas necesarias para obtener un buen descanso,
y de esta forma levantarnos frescos y descansados al día siguiente. Dormir es
de vital importancia para mantener nuestro equilibrio mental y físico; cuando
no obtenemos la cantidad y calidad de sueño
necesaria, esto incide negativamente en nuestro estado de salud.
En un gran número de ocasiones insomnio y ansiedad van unidos de la mano; el
insomnio puede ser un claro síntoma para diagnosticar algún tipo de trastorno de ansiedad, asimismo cuando
el insomnio se mantiene en el tiempo, también
acelera y agrava los problemas de ansiedad.
Se puede producir así un ciclo de retroalimentación entre ambos, encerrando a
la persona en un círculo vicioso del
que es difícil salir por uno mismo. Si caemos en este bucle de ansiedad e insomnio es muy importante
buscar ayuda y tratamiento, pues si
no se trata, con el tiempo puede derivar en problemas más graves de salud, como
enfermedades mentales o abuso de drogas.
Veamos a continuación cómo se produce esta interacción entre insomnio y ansiedad:
Cuando sufrimos de ansiedad
nuestra actividad cerebral es mayor; se dispara nuestro pensamiento con múltiples preocupaciones y nuestro cerebro está más
activo, pendiente de posibles amenazas del exterior. El cuerpo en general se
encuentra en estado de alerta, preparándose para hacer frente al posible
peligro o bien para huir de él.
En este estado de alerta es normal que tengamos dificultad
para conciliar el sueño cuando llega
la noche, o bien nos despertemos de madrugada con la imposibilidad de volver a
retomar el sueño. Si la dificultad para dormir
permanece en el tiempo, es frecuente que aparezcan pensamientos del siguiente
tipo:
“La hora qué es y aún
no me he dormido, mañana no voy a estar bien para trabajar”, “ayer dormí solo 5
horas y hoy voy a peor, esto no puede ser bueno”, “necesito dormirme ya”, ”quedan
solo x horas para que suene el despertador”.
Estos y otros pensamientos
de carácter similar provocan un nivel de activación mayor en nuestro organismo,
derivando en una ansiedad anticipatoria
que nos predispone de forma negativa para conciliar el sueño. El sueño es un proceso fisiológico del que no tenemos
control, por este motivo cualquier intento de querer provocarlo únicamente va a
derivar en un aumento de nuestra ansiedad.
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La pregunta a hacernos ante situaciones de insomnio prolongado, y en consecuencia
mayor ansiedad, es como podemos gestionar
ambos de una forma más saludable. En mi opinión existen dos puntos
fundamentales que deberíamos tener en cuenta; el primero, y principal a mi
entender, es conocer el motivo por
el cual vivimos con ansiedad.
La ansiedad y el insomnio no dejan de ser mensajes que nos enviamos a nosotros
mismos respecto a algún ámbito de nuestra vida del que no estamos satisfechos.
Sería aconsejable en estos casos poner atención en qué es lo que nos provoca esta
insatisfacción e incomodidad en
nuestra vida; ¿es nuestro trabajo?, ¿es nuestra pareja?, ¿es la relación que
mantenemos con nuestros padres?… los motivos pueden ser múltiples, pero hasta
que no tomemos conciencia de ello y actuemos, los mensajes van a seguir viniendo a nosotros, provocándonos más
sufrimiento.
Quizás ahora estemos viviendo una época de insomnio que
arreglaremos de forma puntual e inadecuada con medicación, sin embargo la verdad es que si no nos enfrentamos a lo
que se encuentra detrás de este síntoma,
el mensaje volverá en forma de insomnio o cualquier otro síntoma que nos
producirá malestar, como pueden ser migrañas,
dolores cervicales o lumbalgia,
entre otros.
En la mayoría de ocasiones puede resultarnos difícil tomar
conciencia de los motivos que originan la ansiedad
y el insomnio. Por este motivo, una mirada externa y profesional como la terapia nos puede ayudar a poner luz en
las causas de esta insatisfacción, para de esta forma poder actuar al respecto,
recuperando así nuestro equilibrio emocional.
El segundo punto importante sobre el que podemos actuar es el
que hace referencia a la denominada higiene
del sueño. La higiene del sueño comprende todas aquellas pautas de
comportamiento y conductuales que nos pueden ayudar a conciliar el sueño. Entre
ellas destacan; seguir unos horarios regulares, evitar las comidas copiosas y las
bebidas excitantes por la noche, asegurar un ambiente
facilitador del sueño (temperatura de la habitación agradable, dormitorio
sin ruido, una cama confortable…), desconectar del trabajo al llegar a casa,
evitar conectarse a internet o al correo después de cenar y evitar siestas que
dificulten tener sueño por la noche,
entre otras.
Como hemos comentado anteriormente, si sentimos que vivimos
con ansiedad y padecemos de insomnio, deberíamos buscar ayuda
profesional. Ante todo debemos evitar la automedicación, ya sea con
ansiolíticos o bien con somníferos, y únicamente tomar este tipo de medicación bajo
prescripción médica. No obstante debemos tener claro que los medicamentos únicamente reducirán los síntomas de nuestro sufrimiento, pero no
incidirán sobre las causas que lo
provocan. Por este motivo es aconsejable que la medicación se complemente
con ayuda terapéutica, para así trabajar
con las causas que provocan dicho malestar.
Leslie Beebe
Terapia Gestalt y LifeCoaching Barcelona
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