Convivir con el Trastorno Bipolar
Todos en nuestra vida pasamos por altos y bajos en nuestro
estado de ánimo, sin embargo nada comparado con la intensidad como lo vive la
persona que sufre de un trastorno bipolar. El trastorno bipolar, también
denominado como trastorno maníaco-depresivo, provoca cambios cíclicos en el
estado de ánimo de la persona. El individuo pasa por ciclos anímicos,
caracterizados por dos situaciones límite; una denominada estado eufórico o
maníaco, y la otra estado bajo o depresivo. Existen diferentes tipos de trastorno
bipolar, dependiendo de la gravedad en los síntomas y de la rapidez con la que
se alternan ambos estados.
El trastorno bipolar requiere de una medicación prescrita por
el psiquiatra; básicamente suelen ser estabilizadores del ánimo y anti
depresivos para la fase depresiva. El objetivo de la medicación es conseguir
que la persona pueda llevar una vida el máximo de estable posible,
emocionalmente hablando. A parte de la medicación también es aconsejable el
acompañamiento terapéutico, ya sea a nivel individual, o bien a través de algún
grupo de apoyo. El objetivo principal de
la terapia es que una vez diagnosticado el trastorno, la persona conozca y
acepte su enfermedad. En la terapia se
trabaja con sentimientos como la culpa o la desvalorización personal, los
cuales son frecuentes que aparezcan después del diagnóstico.
Como en otros tipos de trastornos mentales, el papel de la
familia y de las personas que conviven con quién padece este tipo de
trastorno es de vital importancia para un mejor curso de la enfermedad. A
continuación os dejo algunas recomendaciones al respecto.
Una vez diagnosticado un trastorno bipolar la familia puede
adoptar distintas reacciones, aunque hay familias que “se ponen las pilas”
desde el primer momento, informándose sobre la enfermedad y sobre la mejor
forma de apoyar a la persona que sufre este trastorno; también es verdad que hay familias que
adoptan actitudes que pueden obstaculizar la aceptación de la
enfermedad por parte del paciente. Este tipo de actitudes van desde la
negación hasta la sobreprotección, siendo ambas perjudiciales en el proceso.
La negación es una actitud que la familia puede adoptar,
básicamente por dos motivos; el primero por un sentimiento de culpa, pues
llegan a creer que el trastorno que sufre el familiar, por ejemplo el hijo, es
debido a algo que han hecho o han dejado de hacer ellos en su educación. Negar
la realidad es una forma de protegerse de esta culpa. El segundo de los motivos
es de protección hacía los otros miembros de la familia, o bien hacía ellos mismos.
En este caso la adopción de esta actitud puede explicarse por diversos
motivos; por ejemplo querer mantener la
imagen de " familia modélica" ante el entorno, o bien concebir el
trastorno como algo perjudicial, que desequilibra el sistema familiar; por este
motivo prefieren seguir el dicho de; “ojos que no ven, corazón que no siente”.
La sobreprotección también es una actitud que se puede
presentar en este tipo de casos, y que también afecta negativamente el estado
del individuo bipolar. La familia debe ser consciente que la persona bipolar puede desarrollar una actividad laboral, social y familiar con toda normalidad, simplemente debe seguir una estricta medicación y evitar factores estresantes en su vida. Por este motivo debe evitarse tratar a la persona bipolar como a un enfermo, adoptando actitudes de sobreprotección. Estas actitudes, aunque hechas desde el amor, dificultan la aceptación de la enfermedad por parte de quien la sufre, pudiendo aumentar sus sentimientos de incapacidad y perjudicando su autoestima.
No hace falta decir que actitudes de desvalorización, como
decir a la persona cuando se encuentra en el estado maniaco “eres un rebelde/
un salvaje” o bien “eres un vago/ un inútil” cuando se encuentra en la fase
depresiva, a parte de reflejar una total ignorancia sobre el tema, son también
altamente nocivas para quien sufre este tipo de trastorno.
Una vez vistas aquellas prácticas que la familia debería
evitar ante un trastorno bipolar, paso a comentar aquellas que sí seria recomendable implementar en el entorno familiar.
1. La familia debe tener en cuenta que cuando la persona
bipolar pasa por el estado depresivo, debe de ser tratado como si de hecho
padeciese una depresión. Es por este motivo que deben de tenerse en cuenta
diversos parámetros de actuación con la persona, por ejemplo; evitar recomendaciones e
invitaciones a que se anime, respetar sus momentos de soledad y sus silencios,
transmitirle esperanza y reforzar sus cualidades, entre otras. Para más
información sobre como convivir con la depresión, podéis consultar otro de mis
artículos:
http://ansiedad-depresion-barcelona.blogspot.com.es/2015/11/convivir-con-la-depresion_24.html
http://ansiedad-depresion-barcelona.blogspot.com.es/2015/11/convivir-con-la-depresion_24.html
2. La culpa es un sentimiento que va a encontrarse presente
ante un trastorno bipolar, tanto en la persona que lo vive como en la propia
familia. Como dice el dicho “la culpa nunca es buena consejera”, por tanto los
familiares deben de aceptar la enfermedad como un conjunto de factores
(genéticos, sociales, personales…), y evitar preguntarse los porqués de esta
situación. La familia debe entender que la enfermedad no es consecuencia
directa del entorno familiar, ni tampoco de la educación o la relación que
hayan podido mantener hasta el momento con la persona bipolar. Es muy
importante que la familia se libere de la culpa, para de esta forma poder
apoyar a la persona bipolar a liberarse de la suya.
3. La familia adopta un papel fundamental en supervisar la
toma de medicación por parte de la persona bipolar, no obstante debe evitarse que la supervisión sea una fuente de agobio y
estrés para la persona que sufre el trastorno. De hecho la familia juega un
papel fundamental en la supervisión de aquellos factores generadores de estrés, los cuales pueden agravar su estado, como por ejemplo estar
atentos a los horarios irregulares o a las jornadas de trabajo muy largas del individuo bipolar.
4. Los excesos en el consumo de alcohol, una mala
alimentación, así como una vida desorganizada, sin horarios, son todos ellos
elementos que favorecen la reactivación de la enfermedad. En este sentido, es
recomendable que la familia conozca las relaciones y la vida social que
mantiene el individuo bipolar, para de esta forma evitar en lo posible que se
relacione con personas problemáticas. La familia puede, sin agobiar, ayudar a
la persona bipolar a que se relacione con entornos que supongan una influencia
positiva, para así minimizar las conductas de riesgo para el paciente.
Si necesitas apoyo con el trastono bipolar, te puedo ayudar.
LLama o Whatsapp al 645 368 714 o bien rellena el formulario de contacto y te
informaré sin compromiso.
5. La persona bipolar debe de establecer unas rutinas
diarias, tanto en lo que respecta a la toma de medicación, como en los hábitos
de alimentación y de descanso. La familia debe estar atenta a que estos hábitos
se mantengan en el tiempo; en caso que no sea así, la familia debe de
comunicárselo primero a la persona que sufre el trastorno, y en caso que esto no surta efecto,
ponerlo en conocimiento del profesional de la salud, por si fuese necesario un
cambio en la medicación.
6. En la fase de euforia, a veces es recomendable un
internamiento psiquiátrico, sobretodo para evitar que la persona haga daño a
alguien o a sí mismo, o bien que realice alguna actividad de la que después
pueda arrepentirse, como gastar dinero sin control. A veces estos
internamientos deben hacerse de forma forzosa, sin el consentimiento de la
persona bipolar, que no es consciente que necesite de tal internamiento. Estos son
momentos duros para la familia, pues deben tomar una decisión drástica y por lo
general desagradable. No obstante, la familia debe mostrarse unida y firme con
su decisión, entendiendo que el internamiento es por un bien
de la persona y que en estas circunstancias es la única forma de facilitar su
recuperación.
7. En periodos entre crisis, el papel que adopta la familia
respecto a la supervisión del tratamiento farmacológico es fundamental. Es
común que en estas épocas la persona bipolar, al sentirse bien, se olvide de
tomar la medicación, aumentando así el riesgo de una recaída.
8. La familia debe ser consciente de los beneficios que
supone para una persona bipolar realizar ejercicio físico de forma moderada.
De esta forma se liberan endorfinas que ayudan a equilibrar el estado de ánimo.
También son aconsejables actividades que ayuden a la relajación como el yoga o
la meditación. Por este motivo, y siempre que sea posible, la familia puede
involucrarse en este tipo de actividades e incentivarlas. Siempre es más fácil
que el individuo bipolar se motive a realizar alguna actividad si lo hace con
algún otro miembro de la familia.
9. En caso que la familia perciba la aparición de algún
síntoma que denote que la persona bipolar está entrando en algún episodio
maníaco o depresivo, como un aumento de la irritabilidad, un aumento de la
verborrea o la disminución de la necesidad de dormir, entre otros, debe
hacérselo consciente, para que de esta forma el paciente consulte con el
facultativo sobre la conveniencia de continuar con el mismo tratamiento, o bien
cambiarlo si fuese necesario. Bajo ningún concepto la persona debe recurrir a
la automedicación, pues sus efectos podrían ser muy negativos en la estabilidad
emocional del paciente.
10. Por último comentar que la mayoría de familias, ante la
noticia que alguno de sus miembros padece este trastorno, se sienten desbordados
y lógicamente no saben cómo actuar. Por este motivo es de vital importancia que
se informen sobre este trastorno, consulten con el terapeuta y el médico sobre
todas aquellas cuestiones que quieran conocer al respecto, así como sobre el
papel que debería adoptar la familia ante este tipo de trastorno. Si lo estiman
conveniente también existen foros en internet sobre la enfermedad, así como
diversas asociaciones de soporte y grupos de apoyo, que no solo ayudan a la persona
que sufre el trastorno, sino también a sus familias. Aquí os dejo el enlace a
una de ellas.
Leslie Beebe
Terapia Gestalt y Life Coaching Barcelona
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