Como Ser Menos Autoexigente

Como ser menos autoexigente. En mi opinión cuando hablamos de autoexigencia podemos diferenciar dos tipos. El primer tipo es el que denominamos como autoexigencia saludable.

terapia exigencia


La autoexigencia saludable es aquella que nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos, nos incentiva a superarnos, así como a aprender de nuestros errores. Es una exigencia que nos impulsa para avanzar y crecer en la vida, no solo profesionalmente, sino también como personas. En su forma saludable la autoexigencia es la que nos saca del punto donde nos encontramos ahora, y nos acompaña para alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto en nuestra vida.

Sin embargo, cuando las metas que nos fijamos son inalcanzables, o únicamente pueden conseguirse pagando un elevado precio por ellas, entonces estaríamos hablando del segundo tipo de autoexigencia, el que denominamos como autoexigencia dañina.

La autoexigencia dañina como su nombre indica perjudica nuestra salud física y emocional, pues afecta negativamente a nuestra autoestima y a la confianza que tenemos depositada en nuestra persona. Este tipo de autoexigencia se encuentra relacionada con la búsqueda del perfeccionismo, por este motivo la vivimos desde un estado de ansiedad, frustración permanente y miedo desproporcionado.  

Definimos como perfeccionismo una excesiva presión para rendir y obtener resultados, así como una nula tolerancia a ser frustrados por la vida. El perfeccionismo también nos conduce a negar la posibilidad de podernos equivocar, y por tanto nos cierra la oportunidad de aprender del error cometido.

terapia Barcelona
Una de las principales causas porqué el perfeccionismo nos perjudica es por la asociación que hacemos entre resultados obtenidos y autoestima; es decir, creemos que una vez cumplamos con nuestro ideal de perfección, mayor será la valoración de nosotros mismos y mejor considerados estaremos por el resto de personas.

Con frecuencia el perfeccionismo nos lleva a focalizarnos únicamente en nuestros fallos y defectos, mientras olvidamos nuestras virtudes y puntos fuertes. Asimismo el querer ser perfectos nos impulsa a perseguir un ideal que únicamente se encuentra en nuestras mentes, pero no en la vida real. El perfeccionismo deriva también en un afán por querer controlar todos los aspectos de nuestra vida, por lo que nuestros niveles de ansiedad van a ir en aumento. Entramos así en un bucle de exigencia , culpabilización y castigo hacía nosotros mismos del cual es difícil salir si no tomamos conciencia de ello.

“La perfección es un ideal del ser humano que nunca llegará a alcanzar, porque el mismo es imperfecto” Ismael Díaz Lázaro

No obstante, ¿Por qué el ideal de perfección está tan presente en la mayoría de nosotros?. Una de las principales explicaciones se encuentra en nuestros primeros años de vida.
Como niños recibimos mucha información procedente de los adultos y del entorno en el que crecemos; patrones de conducta, valores, creencias y normas, entre otras. En esos momentos de nuestra vida, como niños, no cuestionamos lo aprendido, pues hacerlo significaría poner en peligro el amor de nuestros padres, y por tanto arriesgarnos a ser abandonados, rechazados o no queridos por ellos. Por este motivo aceptamos de forma incuestionable aquello que se nos enseña.

No obstante llegados a la edad adulta seguimos aceptando lo aprendido sin cuestionarlo ni actualizarlo a las necesidades o a las circunstancias del presente, aunque esto suponga un daño hacía nuestra persona. De esta forma hacemos grandes esfuerzos para vivir nuestra vida desde los debeísmos heredados de la infancia, olvidándonos de nuestras necesidades o deseos presentes. Asimismo cuando pensamos que hemos traicionado algunas de estas leyes aprendidas, entonces nos sentimos culpables, al no haber cumplido con aquello que se esperaba de nosotros, y nos enfadamos con nosotros mismos por haber fallado.

Aunque ya no somos aquellos niños a los que nuestros padres educaban, los mandatos familiares siguen muy presentes en nuestro interior, como una voz que nos recuerda imperativos de aquel tiempo como: “debo escoger siempre la mejor opción”, “no puedo fallar” “tengo que hacerlo bien”,  “debo ser fuerte”, “no debo tener miedo”… 

Frases que nos presionan para conseguir una quimera, la perfección. Una autoexigencia que en vez de llevarnos a la libertad de ser  nos conduce a la autotortura. No conseguir el ideal deseado nos conecta con la idea que nunca somos suficiente. No hemos cambiado mucho respecto aquellos niños que fuimos en el pasado y que buscábamos obtener de nuestros padres el amor incondicional y perfecto; de alguna forma lo seguimos haciendo ahora, buscando la aprobación permanente en el resto de personas.
En la búsqueda de esta perfección nos olvidamos de algo muy importante, nuestras necesidades, lo que nos conduce a un estado de estrés e insatisfacción con nuestra persona.  

terapia Barcelona

Si sientes que eres demasiado perfeccionista y eso te hace sufrir, la terapia puede ayudarte. Contacta conmigo en el teléfono 645 368 714 llamada o Whatsapp, o bien rellena el formulario de contacto.

Para salir de este bucle ansioso es necesario empezar a relacionarnos con nosotros mismos de forma diferente,  tomando conciencia de cuáles son nuestros valores, así como escuchando nuestras necesidades. En definitiva tomar un camino que nos conduzca a  tratarnos con autocompasión, amor y tolerancia. En definitiva se trata de entender que no es cuestión de ser perfectos, sino  de dejarnos la libertad para ser y para mostrarnos tal y como somos, con nuestras virtudes y defectos.

Para conseguir ser más humanos, y menos perfectos, aquí os dejo algunas recomendaciones al respecto:

1. Debemos tratarnos con cariño y con respeto. Cuando fallamos o cometemos algún error no debemos culpabilizarnos y autocastigarnos con mensajes desvalorizadores y despectivos del tipo; “no sirvo para nada”, “no valgo”, “soy un inútil”… En estos casos debemos tomar conciencia de nuestros errores y tomarlos como un aprendizaje. Es importante entender que los errores forman parte de nuestro proceso de crecimiento, sin error no hay aprendizaje, por este motivo sería aconsejable cambiar los mensajes anteriores por los siguientes:

“aprenderé de este error para mejorar”, “pondré más atención la próxima vez y lo haré mejor”, “me he equivocado pero no pasa nada, lo haré mejor la próxima vez”, “el error es necesario para seguir aprendiendo”.

2. Tendríamos que escuchar nuestras auténticas necesidades y nuestros deseos más genuinos. Cuando en nuestra mente surge algún debeísmo tenemos que preguntarnos si dicha obligación parte de una necesidad propia, o por el contrario tiene su origen en querer contentar al resto de personas, para así mantener una determinada imagen ante ellos.

3. Es necesario responsabilizarnos de nuestra existencia, es decir de nuestra vida, eso significa responsabilizarnos de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Quizás actualmente vivimos aún sometidos a unas normas pasadas, que ya quedaron obsoletas y que seguramente no nos pertenecen en el presente. No obstante  muchas veces utilizamos el estar ligados a ellas como una excusa, culpando a nuestros padres o a nuestro pasado de nuestra situación actual, sumiéndonos así en un rol de víctima, y utilizando este hecho como una justificación para no pasar a la acción y cambiar las cosas.

4. Es importante empezar a tomar conciencia de nuestros logros y de nuestras virtudes. Muchas veces no prestamos atención a lo positivo y menospreciamos aquello que hemos logrado. Tenemos tendencia a centrarnos únicamente en lo negativo, y no solo eso, sino que a menudo magnificamos un simple error para tirar por tierra todo lo conseguido hasta el momento.

Desde esa negatividad  nos hablamos de una forma muy crítica y a la vez destructiva, provocando que nos sintamos realmente mal con nosotros mismos. Ante esta situación  debemos reaccionar y valorar aquello que hacemos bien, así como trabajar para potenciar nuestras habilidades. De igual forma debemos adoptar una actitud abierta emocionalmente hablando, para así dejarnos llegar los halagos y felicitaciones que otras personas puedan hacer de nuestros talentos y virtudes.

5. Es aconsejable distinguir entre automotivación y autoexigencia. La automotivación se origina en el deseo y nos incita a querer superarnos. Es una actitud que trae consigo la voluntad de aprender y de llevar a cabo nuevos proyectos; de hecho es muy beneficiosa para traer cambios a nuestra vida y evolucionar. La autoexigencia en cambio se origina en la presión y en la obligación por tener que hacer, así como en la amenaza de que si no conseguimos aquello que nos hemos propuesto, esto afectará negativamente a la valoración que hacemos de nuestra persona. Por este motivo es importante cambiar nuestro vocabulario de “tengo que” y “debo” por otras expresiones menos demandantes como “me gustaría” y “quiero”.

terapia para exigencia


6. Es importante aprender a sostener la frustración y tomar conciencia que nosotros no podemos controlar todo aquello que sucede a nuestro alrededor. En ocasiones la vida no sale como habíamos previsto, no por inaptitud o falta de conocimiento , sino simplemente porque existen multitud de variables de nuestra vida que no controlamos. Por este motivo es importante que conectemos con la serenidad, con la aceptación que la realidad no siempre se adecúa al plan que teníamos previsto en nuestra mente, y no por ello somos peores personas.

7. Debemos fijarnos unas expectativas y unas metas realistas, según nuestras posibilidades, y no focalizarnos en ideales de perfección. Vivir en un ideal de que todo debe ser perfecto únicamente nos conduce a la desmotivación y a la frustración. En esta línea es aconsejable fijarnos unos objetivos que nos supongan una cierta dificultad, que nos permitan estar motivados y no aburrirnos, pero sin llegar a ser objetivos inalcanzables que nos lleven a desmoralizarnos. En un gran número de situaciones no conseguimos aquello que deseamos, no por falta de aptitudes, o por no haberlo hecho bien, simplemente porque el objetivo que nos habíamos propuesto no era realista desde un primer momento.

Barcelona terapia

8. Tenemos que ser justos y ecuánimes con nosotros mismos. Para sacar lo mejor de nosotros mismos debemos valorar nuestras aptitudes y nuestros puntos fuertes, perfeccionado nuestros talentos. Para ello es importante conocer nuestros límites, así como también nuestras carencias.

9. Es recomendable evitar la comparación con otras personas. La comparación siempre nos lleva a sentirnos defraudados y desilusionados. Podemos inspirarnos en aquellas personas que admiramos para ir creando nuestro propio camino, como un proceso de aprendizaje, pero no con el objetivo de llegar a ser como la persona admirada. No olvidemos que cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles.

terapia gestalt barcelona

10. Por último decir que sería aconsejable dar más importancia al proceso y no tanto a las metas. En múltiples ocasiones nos enfocamos exclusivamente en conseguir una determinada meta, centrándonos en el futuro, mientras olvidamos lo que podemos aprender durante el camino, en el presente. El poeta griego Constantino Cavafis nos lo recuerda en un fragmento de su poema “Viaje a Itaca”

“Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.”

Leslie Beebe
Terapia y Coaching en Barcelona
www.ansiedad.barcelona
https://www.facebook.com/TerapiaBcn/





Comentarios

Entradas populares