Como Mejorar la Comunicación en Pareja
Como mejorar la comunicación en pareja. Uno de las bases fundamentales para que una relación de
pareja funcione es mantener una buena comunicación. Comunicarse va más allá de
hablar, significa plantear lo que uno siente y necesita, a la vez que
también escucha las necesidades de su pareja.
Cuando la comunicación se realiza desde la empatía y el respeto, con la finalidad de construir y no de dañar a la pareja, entonces estamos hablando de una comunicación saludable. En cambio cuando uno se aferra a su ego para tener la razón, sin escuchar al otro, en una posición de enfrentamiento caracterizada por el ataque personal y el juicio hacía la pareja, entonces estamos hablando de una comunicación deficiente, la cúal con el tiempo puede conducirnos a una ruptura.
Es obvio que toda pareja debe lidiar con momentos difíciles y de conflicto, no obstante este tipo de circunstancias son las que ponen a prueba la unión de la pareja. En estos casos la pareja debe actuar como un equipo y no enfrentándose entre sí.
Los problemas de comunicación que pueden aparecer en la
pareja son múltiples; dificultad para expresar emociones al otro,
malentendidos, sentirnos juzgados por nuestra pareja, sentir que nuestra pareja
no nos escucha o uno de muy común que es partiendo de la base que nuestra pareja nos conoce muy bien, pretender que adivine aquello que nosotros queremos o necesitamos sin tener que decírselo.
A continuación os dejo algunos consejos para mejorar la
comunicación con la pareja:
1. Cuando aparecen diferencias de opiniones es básico no
entrar en juicios hacía el otro, simplemente exponer como nos sentimos al
respecto, y expresar aquello que queremos y necesitamos, básicamente. De esta forma
evitamos entrar en la acusación y el reproche hacía el otro. Podemos optar por
frases del tipo: “Cuando tú haces esto, a
mí me hace sentir…” o bien “Yo
necesito… de ti en esos momentos”, en vez de “Tú eres…”, o “La culpa es tuya porque…”. En esta línea es
importante no tan solo lo que decimos al otro, sino también la forma como se lo
decimos. Si optamos por comunicarnos desde un tono agresivo o amenazador, difícilmente
llegaremos a un entendimiento con nuestra pareja.
2. Es importante despersonalizar al máximo cuando hablamos de
hechos concretos, en estos casos es preferible utilizar el verbo “hacer” que el “ser”. Por ejemplo es aconsejable cambiar frases del tipo “Has vuelto a dejarte la luz del baño abierta, eres un desastre" por otras como“¿podrías asegurarte de cerrar la luz del baño cuando te marches?". Etiquetar a la
persona no le va ayudar a cambiar, todo lo contrario. Cuando la persona recibe
este tipo de comentarios se siente herida y atacada, al sentir que se la está
juzgando, y su primera reacción va a ser ponerse a la defensiva, empezando así
lo que puede ser una discusión en toda regla para ver quién tiene razón. Este
tipo de actitudes dificultan enormemente
el entendimiento y una posible predisposición por parte de la persona a cambiar
su actitud en el futuro.
3. Relacionado con el punto anterior, siempre es más
apropiado dirigirse al otro haciendo peticiones o sugerencias, que no dando
órdenes o formulando críticas. Por ejemplo: en vez de decir “cállate y déjame hablar”, sustituirlo por “me gustaría acabar de decirte esto sin que me interrumpas”. También
es preferible hacer preguntas en vez de reproches, las preguntas abren al
diálogo, mientras que los reproches llevan a la confrontación. Por ejemplo “como siempre, no me escuchas”
sustituirlo por “¿me estás escuchando?.
En esta línea es importante que en el proceso de comunicación
no monopolicemos el rol de emisor. Por este motivo debemos expresar al otro lo
que necesitamos o deseamos cuando estamos en el rol de emisor, pero después
también debemos dejar tiempo a nuestra pareja para que exprese como ha recibido
nuestro mensaje, situándonos nosotros en el rol de receptor. Cuando nos situamos como receptores
practicamos una escucha activa, al hacerlo la otra persona se va a sentir vista
y validada, por lo que va a ser más fácil llegar a un entendimiento mutuo.
Lamentablemente en múltiples ocasiones nos centramos
únicamente en querer tener la razón sobre el otro, adoptando así un rol de
emisor permanente. En estos momentos olvidamos que no estamos en una competición
sino en una colaboración mutua que nos ha de permitir un entendimiento
con la pareja; por tanto el objetivo debe ser resolver conjuntamente y no
ofender al otro. En este sentido debemos remarcar que cuando actuamos como
emisores debemos hacerlo desde la asertividad y el respeto, evitando los
gritos y las descalificaciones personales, los cuales suelen ser habituales
cuando entramos en dinámicas competitivas.
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4. Siguiendo el punto anterior es importante ser empático/a con la pareja. Ser empático significa ponerse en el lugar del otro, teniendo en cuenta su opinión y comprendiendo su posición. Este es un aspecto fundamental para llegar a un entendimiento, pues tenemos en cuenta las necesidades y opiniones del otro y no solo las nuestras.
4. Siguiendo el punto anterior es importante ser empático/a con la pareja. Ser empático significa ponerse en el lugar del otro, teniendo en cuenta su opinión y comprendiendo su posición. Este es un aspecto fundamental para llegar a un entendimiento, pues tenemos en cuenta las necesidades y opiniones del otro y no solo las nuestras.
5. Es preferible que nos focalicemos en el tema en cuestión
que queremos discutir, así como en encontrar una solución. En este sentido es
conveniente ceñirnos a ese tema, y no sacar otros temas de discusión, o bien
referirnos a temas del pasado en forma de reproche, pues lo único que vamos a
conseguir con ello es un mayor distanciamiento. Si aparecen temas del pasado lo
apropiado sería aparcarlos para otro momento.
6. Es aconsejable evitar las generalizaciones pues éstas no
suelen ser siempre ciertas y tienden a etiquetar, por ejemplo términos como “nunca”, “siempre” pueden sustituirse
por otros como “recientemente”,
“últimamente”, “con frecuencia”… Por ejemplo. “siempre estás en tus cosas” sustituirlo por “con frecuencia te noto ausente”.
7. Como ya he comentado anteriormente, uno de los síntomas de que existe poca comunicación en la relación es dar por supuesto que nuestra pareja por el simple hecho de serlo, debe saber aquello que pensamos y sentimos, sin nosotros tener que decírselo. Esta actitud es la fuente de muchos problemas y malentendidos en la relación. Por este motivo es muy importante expresar de forma clara
nuestras necesidades y sentimientos, así como aquello que esperamos de nuestra
pareja, para así evitar confusiones.
Asimismo cuando no sabemos o tenemos dudas respecto a algún
tema, también es recomendable abrirlo y expresarlo a la pareja, pues cada uno
percibimos la realidad desde unas lentes diferentes. Si no entendemos, tenemos
dudas o simplemente empezamos a darle vueltas a la cabeza sobre un determinado tema, lo
mejor es comunicárselo a la pareja, para así disipar todas nuestras dudas. De
la misma forma si sentimos que tenemos alguna queja o malestar respecto a nuestra pareja, también es recomendable expresárselo lo antes posible. A veces por miedo a expresar vamos
guardando en la recámara una lista de agravios y quejas hasta que un día salen de
forma explosiva y poco saludable para ambos.
8. No solo es importante aquello que decimos al otro y como
se lo decimos, sino también el momento y el lugar que escogemos para hacerlo. Si
queremos comunicar algo de relevancia a la pareja es recomendable buscar el
momento y el lugar adecuado para ello. Por ejemplo es aconsejable evitar ciertos
temas si sentimos que nuestra pareja no está receptiva o bien el ambiente es de
tensión. Tampoco es aconsejable hacerlo de noche cuando llegamos a casa
cansados del trabajo, ni en el coche, pues podría ser peligroso. Debemos buscar
un momento de relativa tranquilidad, donde nos aseguremos de no ser molestados
y podamos hablar sin prisas.
9. Por último, pero quizás lo más importante es nuestra
intención a la hora de comunicar. No obtenemos el mismo resultado si nos
movemos desde el deseo de construir y mejorar, que si lo hacemos desde el
rencor o el enfado hacia el otro. Si sentimos que estamos enojados quizás no sea el momento apropiado para empezar una conversación, pues podemos dejarnos llevar por
la impulsividad del momento y decir cosas que después lamentaremos. En estos
casos lo aconsejable sería dejar la conversación para otra ocasión en que nos encontremos más
serenos y calmados, una vez hayamos meditado con calma aquello que queremos decir al otro.
Leslie Beebe
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