Apego y Enamoramiento

Apego y Enamoramiento. Uno de los principales asuntos que emergen durante las sesiones de terapia es el amor. En este artículo me voy a centrar en el amor de pareja, tema que suele aparecer en algún momento u otro del proceso terapéutico. Todos los que hemos vivido una relación de pareja hemos pasado por momentos de dolor, sin embargo muchas parejas viven su relación desde el malestar, aguantando situaciones límite con el único objetivo de seguir manteniendo una relación dañina, que solo les genera sufrimiento. No hace falta decir que esto para nada es amor.


Cuando hablamos de amor cada historia es diferente y particular, sin embargo personalmente opino que hay dos elementos que favorecen a que se llegue a este punto crítico, en el cual el amor de pareja es vivido desde el sufrimiento; estos elementos son la baja autoestima y las creencias erróneas sobre qué es el amor en pareja.

La autoestima es la valoración y el concepto que tenemos sobre nuestra persona. Como consecuencia de nuestra educación y experiencias de vida, la mayoría de nosotros llegamos a la edad adulta con unos niveles bajos de autoestima. Esta pobre opinión de nuestra persona hace que busquemos fuera alguien que nos valide, y que nos haga sentir valiosos, vistos y amados. De esta forma ponemos el amor hacia nosotros mismos en manos de una persona externa, lo que hace muy volatil nuestro equilibrio emocional, pues ¿qué pasará con nosotros si un día esa persona decide marcharse de nuestra vida?.

Como consecuencia de esta baja autoestima surgen toda una serie de creencias irreales y dañinas para nuestra persona; como por ejemplo que esa pareja nos va a traer la felicidad, que nos salvará de nuestros conflictos internos, o bien que nos liberará de todas aquellas cargas que llevamos en nuestra mochila emocional. Desde estas falsas creencias idealizamos a la otra persona, viéndola como la sanación de nuestros estados de angustia y miedo. Una forma neurótica de vincularse con el otro que tiene más que ver con el egocentrismo que con el amor.

El segundo elemento que provoca que acabemos viviendo el amor como un sufrimiento es el concepto erróneo de amor con el que la mayoría de nosotros iniciamos una relación. Muchos de nosotros hemos crecido con la idea del amor romántico, que dista mucho del verdadero amor de pareja. Desde pequeños se nos enseña que el amor es como un cuento de príncipes azules y princesas de Disney. Los cuentos infantiles, las canciones de amor y las películas de Hollywood ya se encargan de inculcarnos este tipo de amor desde los primeros años de vida. Esta ideología va acompañada de unos introyectos que se  quedan grabados en nuestro inconsciente desde la infancia como pueden ser: “el amor siempre acaba ganando”, “el amor es para siempre”, “si aguantas el amor vencerá” o “el amor todo lo puede”… entre los más populares.

El amor romántico se encuentra vinculado con una primera fase de la relación denominada como enamoramiento, y que en ningún caso debe ser confundido con el amor de pareja propiamente dicho. Aunque aquí cabría preguntarnos si todos los enamoramientos son vividos como una película de Hollywood o un cuento de hadas. Personalmente discrepo ante esta idea, pues creo que el enamoramiento es diferente según cada persona, o punto de la vida en el que nos encontremos, y en consecuencia existe la posibilidad de que la época de enamoramiento sea vivida sin tanta proyección, ni deba suponer una confluencia total con el otro.

Según los expertos la fase de enamoramiento no suele ir más allá de los 18 meses, siendo una época en la que nos volcamos en la otra persona, o más bien dicho en el ideal que nosotros tenemos de cómo debería ser nuestra pareja. Durante esta época vemos poco a la otra persona, para centrarnos más en aquello que deseamos ver en ella. 

En el enamoramiento todo nos parece especial y único de esa persona, mientras aspectos como la atracción, la pasión y la excitación por estar con ella cobran protagonismo en nuestras vidas. Hasta aquí no hay ningún problema, siempre que seamos conscientes que esa época es finita; debemos tomar conciencia que esta fase de idealización y fantasía respecto al otro pasará con el tiempo. El camino de la relación nos llevará a un amor más real, un proceso durante el cual iremos descubriendo a nuestra pareja como realmente es, y no como esperamos que sea según nuestro ideal. De esta forma podremos llegar a una aceptación del otro, viendo sus cualidades, pero también sus defectos.

Hablando sobre el enamoramiento, y en palabras del psicoterapeuta Jaume Cardona, en su blog  cine y psicologia:

En el enamoramiento es el factor proyectivo, o la transferencia que se realiza sobre otro ser humano como “ser ideal”, “pareja perfecta”, “la mujer o el hombre de mi vida” o “el alma gemela”, el responsable de la intensidad con la que se vive ese encuentro. Obviamente, y en la medida que una relación se desarrolla, el factor idealizante choca con la realidad de la alteridad del otro que, en mayor o menor medida, se va manifestando. Ese choque del ideal con la realidad del otro es el que nos abre la posibilidad de evolucionar del enamoramiento al amor. En el enamoramiento amamos un ideal, en el amor amamos a otro distinto de nosotros”.

Cuando en el enamoramiento se mezclan los dos elementos que hemos mencionado anteriormente, es decir una muy baja autoestima, y una falsa concepción del amor de pareja, se produce un cóctel explosivo, en que el enamoramiento puede dar lugar al conocido como apego tóxico, derivando en relaciones de dependencia.


Al vivir el enamoramiento desde este tipo de apego, pasamos del “me encanta estar contigo” o “deseo estar contigo” al “te necesito”. Cuando vivimos apegados a nuestra pareja sentimos la imposibilidad de renunciar a ella; en estos casos nos resulta imposible cortar esa relación, aún a sabiendas que deberíamos hacerlo para salvaguardar nuestro bienestar físico y emocional.

“La paradoja del amor es, ser uno mismo, sin dejar de ser dos” Erich Fromm

El apego tóxico se caracteriza porque dejamos de tener la libertad de elección, volviéndonos dependientes de la otra persona. Así nos quedamos a merced de los deseos del otro, olvidándonos de nosotros mismos. Este tipo de apego es una vinculación obsesiva con la pareja, una adicción como lo puede ser estar enganchado a las drogas o al juego. El apego tóxico se sustenta en tres creencias fundamentales:

1. La otra persona es la fuente de mi felicidad y estabilidad emocional.

2. La pareja me va a dar una seguridad total en mi vida.

3. Esa persona da sentido a mi existencia, en consecuencia sin ella yo no valgo.

A continuación voy a comentar algunos indicios que pueden ayudarte a saber si estás viviendo el enamoramiento desde este tipo de apego.

1. Cuando sentimos que el deseo hacia la otra persona es insaciable, en otras palabras, cada vez necesitamos estar más tiempo con la pareja. Paradójicamente, por mucho tiempo que pasemos al lado de esa persona, nunca llegamos a sentirnos satisfechos.

2. Derivado del primer punto aparece el síndrome de abstinencia cuando esa persona no está a nuestro lado. Vivimos la ausencia del otro con angustia y malestar.

3. Aparece un descontrol interno, es decir uno vive con la sensación de no manejar su propia vida. La persona se siente incapaz de autorregularse por sí misma, no puede poner freno a sus conductas, aunque éstas vayan en contra de sus intereses vitales o de su bienestar.

4. Uno empieza a olvidarse de sí mismo, dejando de lado los deseos propios para centrarse exclusivamente en el otro. Se produce así una confluencia total con la pareja.

Para finalizar quisiera comentar que el enamoramiento no debería ser vivido desde el apego que acabamos de mencionar, así como que en mi opinión, hay enamoramiento más allá de aquel que Hollywood o los cuentos de hadas nos han querido vender. 

El enamoramiento puede ser una época muy bonita de encuentro con el otro, en la cual conectar con elementos como la alegría, la excitación, la ilusión, la pasión y el descubrimiento personal. Y por supuesto, un toque de proyección en la pareja que siempre va a ser inevitable durante esta primera etapa de relación.


Sin embargo cuando vivimos el enamoramiento deberíamos tener claro dos puntos clave; el primero es que las relaciones son un proceso de autoconocimiento y conocimiento mutuo, en que nosotros vamos a ir evolucionando, así como también lo va a hacer la otra persona y el sistema relacional que nos vincula a los dos. Si la relación sigue adelante, la fase de enamoramiento dará paso a otra época más consolidada, donde surgirá un amor más maduro y profundo.

El segundo punto es darnos cuenta qué las relaciones de pareja no tienen garantías de durar para siempre. Debemos asumir que una relación puede acabar en cualquier momento, pues nadie sabe cuánto tiempo vamos a estar con una determinada pareja.  Si tomamos conciencia de este punto, y si llegase el final de la relación, también será más fácil no desvalorizarnos, ni denigrarnos como personas, viviéndolo como lo que verdaderamente es, una experiencia dolorosa de la vida.

Leslie Beebe

Terapia Gestalt en Barcelona


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