Como saber si mi relación de pareja funciona
Como saber si mi relación de pareja funciona. Existen multitud de parejas y formas de vincularse, por lo que podríamos decir que no existen fórmulas únicas, y a la vez mágicas, que aseguren el éxito en la pareja. Creencias poco realistas y erróneas sobré qué es la pareja, las cuales se manifiestan a través de frases como “el amor es para toda la vida”, “él o ella es mi media naranja”, o ”esta mujer o este hombre me van a hacer feliz”… interfieren en el buen funcionamiento de la relación.
Todas estas creencias y valores son inculcadas en nosotros desde la más tierna infancia. Las películas y los cuentos son dos de los orígenes de este tipo de creencias, aunque no son los únicos, provocando que llegados a la edad adulta, nos posicionemos ante la pareja con unas expectativas irreales sobre aquello que la relación nos aportará a nuestras vidas.
A este tipo de creencias, le hemos de añadir una pobre educación emocional desde nuestros orígenes. Desde niños se nos educa en conocimientos, pero poco en emociones, y esta ausencia acaba haciendo mella no solo en nuestras relaciones de pareja, sino también en la relación que mantenemos con nosotros mismos. A partir de este desconocimiento respecto a la gestión emocional, aparecen toda una serie de circunstancias limitantes como la baja autoestima o la inseguridad personal.
Cuando no nos amamos a nosotros mismos, viviendo desde la
crítica, la culpa o incluso el desprecio hacia nuestra persona, es muy difícil que
podamos establecer relaciones amorosas de calidad con parejas. La baja
autoestima nos conduce a buscar pareja desde la carencia, y no desde el auto
apoyo, lo que provoca que se establezcan relaciones de dependencia que son dañinas para nosotros. Cuando una relación de pareja basa sus fundamentos en
inseguridades y miedos, la probabilidad de que esta relación se convierta en
tóxica es muy elevada.
Si quieres valorar como se encuentra tu relación de pareja, a
continuación de te dejo unos indicadores que pueden ayudarte a conocer el estado
actual de tu relación.
El grado de satisfacción. Pregúntate si estás satisfecho/a con
tu relación. Estar satisfecho/a significa que existe un equilibrio entre aquello
que tú aportas y lo que tu recibes en tu relación. Si sientes que das mucho y
recibes poco de tu pareja, quizás sea el momento de planteárselo abiertamente.
El grado de felicidad. Cuando hablamos de felicidad debemos
huir del concepto utópico de felicidad que nos venden las películas de Hollywood.
El cine nos ha vendido la idea que llegar a tener pareja es como una meta, un
lugar donde vamos a ser felices para siempre con la persona elegida. Como todo
en la vida, y la pareja no es una excepción, durante la relación vamos a vivir situaciones
de todo tipo; de alegría, de dolor, de conflicto, de miedos…. Saber lidiar con
este tipo de situaciones es fundamental para no tirar la toalla a la mínima de
cambio, cuando sentimos que la pareja no es el paraíso que nos habíamos
imaginado. La cotidianidad, junto con el compromiso y el deseo son tres de los pilares
básicos para mantener el buen funcionamiento en la pareja.
El grado de crecimiento. La pareja debería ser un espacio de
crecimiento y aprendizaje. Es importante sentir que nuestra pareja nos ayuda a
seguir evolucionando y nos complementa en determinados aspectos personales; en
otras palabras que nosotros aprendemos de ella y ella de nosotros. Si nos
sentimos apáticos y estancados en nuestra relación, percibiendo que aunque
quizás no estemos del todo mal, nuestra relación no nos nutre para seguir creciendo
como personas, puede ser el momento oportuno de plantear la situación a nuestra pareja.
El grado de identidad. Estar en pareja no significa perder
nuestra identidad. Muchas personas comentan que en pareja no se sienten en
libertad para ser ellos/as mismos/as, pues se han amoldado tanto a los gustos y
a la forma de ser de la otra persona que se han olvidado de sí mismos. En estos casos el miedo al rechazo es tan grande, que pagamos el precio de reprimir nuestra libertad de ser.
Esta actitud de olvido de uno es muy frecuente en una primera
etapa de la relación, el denominado como enamoramiento. El enamoramiento se
caracteriza por ser una época de gran intensidad emocional, cuando lo que
prevalece es deslumbrar a la otra persona, comportándonos y actuando en base a
lo creemos que el otro espera de nosotros. Por este motivo es común vivir los
primeros meses de relación desde una máscara, en que proyectamos nuestro ideal
de relación en la pareja, en vez de dedicarnos a conocer a la otra persona en
su totalidad, con sus luces y sus sombras.
Cuando pasados unos meses el espejismo se desvanece, es común
oir expresiones como que la otra persona ha cambiado, y eso es una realidad que
se explica por dos motivos. El primer motivo es que pasado un tiempo la pareja se relaja y deja la máscara con la que deseaba agradarnos, mostrándose
cada vez más tal y como es. El segundo motivo es que nuestra proyección en el
otro, partiendo de nuestro ideal de pareja, se va debilitando, lo que nos
permite ver a la persona que tenemos delante con mayor claridad.
El grado de autonomía. Relacionado con lo comentado
anteriormente, es muy importante que nos mostremos tal y como somos. Es
fundamental que nos sintamos libres en una relación. Desde esta sinceridad con
uno mismo y con el otro, debemos poder expresar abiertamente a la pareja
nuestros deseos y necesidades.
Muchas personas dejan de ver a
amistades, o bien abandonan intereses y aficiones para estar exclusivamente con
la pareja. Aunque es lógico invertir tiempo en nuestra pareja, esto no
significa que debamos dedicarnos a ella en exclusiva. Conservar rutinas, amistades e intereses que
ya estaban establecidos antes de la relación, preservando así un espacio íntimo
y personal, es básico para la salud de la pareja.
El grado de satisfacción sexual. Dentro de la pareja, la
satisfacción sexual y el nivel de deseo son ambos pilares básicos para el buen
funcionamiento de la relación. Es importante plantearse si nuestro grado de
intimidad es satisfactorio. Como en este sentido las necesidades sexuales
pueden ser diferentes para cada uno, es importante hablar abiertamente con la
pareja sobre estos temas, no sintiendo vergüenza por expresar al otro nuestras
preferencias y deseos sexuales. Muchas personas sienten pudor a la hora de
tocar estos temas, pues creen que si hablan de ellos van a ser rechazados,
criticados o juzgados negativamente por su pareja.
Reprimir y callar nuestros deseos e intereses sexuales por
miedo, nos lleva a un horizonte de insatisfacción, lo que nos puede pasar
factura en el futuro.
Un aspecto a tener en cuenta es que el grado de deseo en la pareja nunca debería apagarse, evitando que la relación sexual pase del divertimiento a la rutina. Aunque es natural que con el tiempo el grado de intensidad y de deseo por la pareja se reduzca, principalmente por la pérdida de la novedad, es importante que el deseo por el otro siga vivo.
Como en otros
aspectos de la relación, las relaciones sexuales no deberían caer en la
monotonía con el paso del tiempo. Para ello es importante no perder el
componente lúdico y de diversión que debe caracterizar las relaciones sexuales.
Introducir en la relación juegos y juguetes sexuales puede ser de ayuda en este
sentido.
El grado de compromiso. Tener un proyecto vital similar al de
la pareja, así como compartir valores e interés comunes, son otros de los
pilares que ayudan al buen funcionamiento de la pareja. Si tenemos proyectos de
vida diferentes, o bien no tenemos gustos similares, la probabilidad que la
pareja se acabe rompiendo con el paso del tiempo es mayor.
Como he comentado al inicio de este artículo, nada asegura el
éxito en la pareja, sin embargo, tomar conciencia y cuidar de los aspectos
comentados, puede ayudarnos a mantener una relación de pareja saludable y
duradera con el paso del tiempo.
Leslie Beebe
Terapia Gestalt en Barcelona
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