Pautas para lidiar con el síndrome postvacacional

Pautas para lidiar con el síndrome postvacacional. Llega principios de septiembre, lo que para la mayoría de nosotros significa el fin de las vacaciones y la vuelta a la rutina laboral. Si te sientes apático ante la idea de volver al trabajo, repitiéndote a ti mismo mensajes del tipo; “No quiero volver al trabajo”, “Qué rollo volver a trabajar” o “No entiendo porque no pueden durar más las vacaciones”… tranquilo, es normal, no eres un bicho raro. Un elevado porcentaje de la población sufre del denominado como síndrome postvacacional los primeros días tras la vuelta al trabajo.

Pautas para lidiar síndrome postvacacional


El síndrome postvacacional es un estado caracterizado por la aparición de distintos síntomas como el decaimiento, el insomnio, el cansancio, la apatía, la irritabilidad, los dolores musculares o la sensación de melancolía… por nombrar algunos de los más comunes.

Siempre que estos síntomas no se mantengan más allá de las primeras dos o tres semanas, estaríamos hablando de un estado habitual, derivado de la aclimatación de nuestro cuerpo a los cambios que supone volver al trabajo. Es normal que nos cueste volver a la rutina laboral; con sus horarios, obligaciones y responsabilidades, después de haber estado unas semanas desconectados, descansando y no teniendo que mirar el reloj.

Si estos síntomas perduran en el tiempo, pueden derivar en trastornos más graves, como los relacionados con la ansiedad y la depresión. En estos últimos casos no hablamos de un tiempo de readaptación a la rutina laboral, sino más bien de algún conflicto interno que está presente en el interior de la persona, el cual aparece ante la tesitura de tener que volver al trabajo. 

Este conflicto puede estar relacionado directamente con el trabajo; por ejemplo que percibamos nuestro entorno laboral como hostil, o bien que no nos guste nuestro trabajo; pero también puede estar relacionado con causas externas relacionadas con otras áreas de la vida de la persona.

Si pasan las semanas y percibimos que no somos capaces de realizar nuestro trabajo de forma eficiente, manteniéndose los síntomas de malestar, sería recomendable acudir al profesional médico pertinente, para que realice el diagnóstico oportuno. En la mayoría de estos casos, y después de un diagnóstico médico que descarte otras patologías, suele ser aconsejable que la persona acuda a un profesional de la terapia para así recuperar su bienestar.

A continuación voy a daros una serie de pautas, que os pueden ayudar a reducir el estrés relacionado con la vuelta al trabajo:

1. En la medida de lo posible, es recomendable no volver de viaje o de la residencia vacacional el día antes de empezar a trabajar. Dejarnos unos días para recuperarnos del viaje, readaptándonos al hogar y a las rutinas diarias, nos ayudará a que el impacto ante la nueva realidad laboral sea menor.

2. Es aconsejable volver al trabajo de forma gradual, y si no es posible hacerlo así, es importante que no nos dejemos llevar por la voz de nuestro juez interno, la cual nos apremia a tener que llegar a todo desde el primer día, haciendo el trabajo de forma perfecta y sin fallos. Es importante que al igual que planificamos las vacaciones, hagamos lo mismo al volver al entorno laboral, dándonos un tiempo para ir recuperando el ritmo de trabajo.

3. Relacionado con el punto anterior, si te ves inmerso en una dinámica estresante en tu primer día, exigiéndote lo máximo de tu persona, prueba a parar y hacer unas respiraciones de tipo abdominal mientras vas reduciendo la velocidad y el ritmo de trabajo. A nivel de pensamiento, y como os he comentado en el punto anterior, es importante que pongas límite a tu juez interno con algún mensaje que detenga tu dinámica errática y sobre exigente. Algunas de los mensajes que puedes darte son del tipo; “No voy a dejarme llevar por el estrés el primer día”, “Voy a hacer una cosa detrás de otra”, “No voy a dar el máximo de mi potencial en mi primer día”, “No voy a permitir que el trabajo afecte a mi salud”…

4. Debes dejarte un tiempo para coger el ritmo de trabajo. Como en el deporte, no es aconsejable empezar a hacer ejercicio sin un calentamiento previo, pues aumentamos el riesgo de lesionarnos. En la misma línea pasaría con la vuelta al trabajo. No te exijas a ti mismo, y de forma inmediata, volver al mismo ritmo laboral que llevabas antes de las vacaciones, pues el cuerpo necesita de un tiempo de aclimatación.

5. No abandones los hábitos saludables que adoptaste durante las vacaciones; ya sea leer, meditar, tocar un instrumento…guarda un tiempo diario para ellos, pues eso te reconectará con la sensación de tranquilidad y relax que sentiste al realizar estas actividades durante las vacaciones.

6. La vuelta de las vacaciones puede ser un buen momento para plantearte nuevos retos, pues eso nos aporta iniciativa e ilusión. Por ejemplo podrías plantearte aprender un idioma, apuntarte al gimnasio o iniciar un curso en una temática de tu interés…

7. Al levantarte cada día, mira de sustituir los pensamientos negativos o de carencia, por otros de positivos y de agradecimiento. Si sientes que entras en un bucle de pensamiento negativo, ponte a hacer alguna actividad, o llama a  alguien, pues ambas acciones pueden ayudarte a desenfocar tu atención en el pensamiento negativo.

8. Es fundamental la práctica de algún tipo de ejercicio físico para mantener nuestra salud física y emocional. En consecuencia, procura reservar un tiempo en tu agenda, de 3 a 4 veces por semana para realizar alguna actividad física.

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9. Empieza a planificar alguna salida de fin de semana o de puente que te ilusione. Recuerda que el trabajo nos permite gozar de estos pequeños lujos que nos conectan con la desconexión y el relax.

10. Las vacaciones nos ayudan a tomar distancia y a recuperar fuerzas para enfrentar de nuevo la rutina laboral. Utiliza la vuelta al trabajo como un punto de inflexión para cambiar hábitos, o formas de funcionar que sientes que no son saludables, y que te llevan a sufrir de estrés y ansiedad. Puedes plantearte llevar una dieta más saludable, practicar ejercicio físico de forma regular, o establecer límites laborales como por ejemplo no llevarte el trabajo a casa como algo habitual.

11. Por último comentarte que los días de vuelta al trabajo y a la rutina diaria, son momentos en que los niveles de estrés suelen ser más elevados para la mayoría de la población. En consecuencia, mira de evitar factores estresantes en la medida de lo posible. Por ejemplo; procura reducir el tiempo de conexión con las redes sociales, así como el número de noticias que te llegan sobre la complicada época que estamos viviendo. No se trata de vivir de espaldas a la realidad, pero sí limitar el tiempo que dedicas a mantenerte informado.

Estas son algunas pautas que pueden ayudarte a reducir el estrés ante la vuelta al trabajo. Recuerda que tu resistencia a volver al trabajo no te sucede solo a ti, pues a la mayoría de personas (entre las cuales me incluyo) les cuesta en mayor, o menor medida, volver a las obligaciones y responsabilidades que nos supone el trabajo. 

Ánimos en estos primeros días ;-)

Leslie Beebe

Acompañamiento terapéutico y emocional

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