Tipos de ansiedad
Seguramente la mayoría de nosotros
conoce la sensación incómoda y desagradable que genera la ansiedad, no obstante
debemos entender que en su justa medida, y activándose en los momentos
adecuados, la ansiedad es un mecanismo de alerta de nuestro organismo que
permite que ante la percepción de un peligro, nuestro organismo se active para
huir o enfrentar esa amenaza. Respecto a la ansiedad, quiero hacer referencia a
la Teoría de Ansiedad Estado-Rasgo del psicólogo alemán Charles Spielberger
(1972), el cual consideraba que para definir de forma adecuada la ansiedad se
debe diferenciar entre dos tipos de ansiedad; la ansiedad estado y la ansiedad
rasgo.
La ansiedad estado es un estado
emocional inmediato, modificable en el tiempo, caracterizado por una
combinación única de sentimientos de tensión, aprensión y nerviosismo,
pensamientos molestos y preocupaciones, junto a cambios fisiológicos (Ries y
otros, 2012). La ansiedad estado emerge ante una situación particular y de
forma puntual, cuando esa situación pasa, la ansiedad desaparece, por lo que la
ansiedad adopta un papel funcional y no limita la vida de la persona. Un
ejemplo de este tipo de ansiedad sería si en este momento alguien entra en la sala en la que estamos gritando “fuego”, la ansiedad nos permitiría movilizarnos para huir del
peligro y salir corriendo, o bien cuando enfrentamos un examen un cierto grado
de ansiedad nos permite mantenernos enfocados y concentrados en la tarea.
Por otro lado encontramos la
ansiedad rasgo que hace referencia a las diferencias individuales relativamente
estables, que se caracterizan por una predisposición a reaccionar de una forma
ansiosa ante una gran diversidad de acontecimientos de la vida diaria. En este
caso, la ansiedad es un rasgo de la propia personalidad, lo que significa que
la persona tiene una mayor predisposición a sufrir de ansiedad, incluso ante
aquellas situaciones que objetivamente no representan un peligro para la gran
mayoría de personas. En estos casos, la ansiedad se activa en momentos en que
no existe una amenaza real, o bien cuando la percepción de peligro no es
proporcional al estímulo recibido. Hablamos así de una ansiedad disfuncional,
la cual nos genera sufrimiento y limita nuestra vida diaria. Algunos ejemplos
de este tipo de ansiedad son cuando sentimos ansiedad a la hora de hablar en
público, al recibir una llamada de nuestro jefe, o incluso a la hora de tener
que preguntar algo en una tienda. La ansiedad rasgo puede tener orígenes muy
dispares, donde confluyen distintas causas de origen biológico, social y de la
propia personalidad.
Si la ansiedad rasgo se mantiene
en el tiempo, puede derivar en el desarrollo de psicopatologías como el
trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno de pánico social, en que la
ansiedad va reduciendo seriamente la capacidad de decisión y la libertad de
acción de la persona, por lo que en estos casos es recomendable recurrir a
ayuda profesional para su tratamiento.
Por ultimo solo añadir qué aunque
existen actividades que ayudan a reducir la ansiedad, como puede ser el
ejercicio físico o la meditación, el tratamiento psicoterapéutico de la ansiedad
requiere de un abordaje profesional y personalizado, que permita conocer las
causas que la originaron y el patrón disfuncional que mantiene la ansiedad en
el tiempo.
Si sientes que actualmente la
ansiedad limita tu vida diaria, no esperes más y consúltanos, la terapia puede ayudarte a recuperar tu
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Referencias bibliográficas
Ries, F., Castañeda Vázquez, C.,
Campos Mesa, M., & Del Castillo Andrés, O. (2012). Relaciones entre
ansiedad-rasgo y ansiedad-estado en competiciones deportivas. Cuadernos de
Psicología del deporte. (12)2, 9-16. Servicio de publicaciones de la Universidad
de Murcia. https://scielo.isciii.es/pdf/cpd/v12n2/articulo01.pdf
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