Aprende a decir NO

Aprende a decir NO. Un elevado porcentaje de las personas que acuden a consulta muestran síntomas de baja autoestima, miedos intensos y desvalorización personal. A medida que avanzamos en la terapia con estas personas suele aparecer un denominador común, que es la dificultad para poner límites y atreverse a decir NO.

Aprende a decir NO


En primer lugar creo importante remarcar que saber decir NO es una habilidad social, al igual que lo es la asertividad. Esto significa que nadie nace con esta aptitud, sino que es una técnica de comunicación social que se aprende y se desarrolla a lo largo de la vida.

Cuando hablo con mis clientes en consulta, me comentan que se encuentran con las siguientes dificultades y miedos a la hora poder decir NO a otra persona:

1. El miedo a ser rechazado por el entorno. La desaprobación es uno de los miedos más enraizados en el ser humano, en consecuencia es frecuente que optemos por aceptar las peticiones externas, aunque sea en contra de nuestra voluntad. El miedo al rechazo, el miedo al abandono y el miedo a no ser amados son miedos muy profundos que llevamos en nosotros desde los primeros años de vida, y que sin duda condicionan nuestra forma de relacionarnos con el mundo. Tomar conciencia de estos miedos, y aprender a lidiar con ellos, es fundamental para que no nos limiten en nuestra vida.

2. El miedo a molestar, a crear una situación que pueda generar incomodidad, o el miedo a que nuestra negativa derive en un conflicto con otras personas. Ante este tipo de situaciones hipotéticas, los consultantes me comentan que tienen miedo a perder el control, a no saber manejar las emociones, a ponerse agresivo, o a la reacción violenta de otras personas.

3. La sensación que están actuando de forma incorrecta y contraria al discurso de su juez interno, lo que les lleva a culpabilizarse y castigarse por ello.

4. La vergüenza y la culpa que sienten por ser el elemento perturbador ante las opiniones, juicios y situaciones externas.

En resumen, podemos afirmar que el motivo fundamental de aceptar algo que no deseamos es evitar que surjan emociones desagradables. Cuando pongo un límite (y lo mantengo), es frecuente que me sienta nervioso, preocupado o angustiado. En consecuencia, y para evitar este tipo de sensaciones incómodas, nos es más fácil decir que SÍ, aunque eso signifique una falta de respeto hacia nuestra persona.

En mi experiencia terapéutica, cuando trabajamos la dificultad para decir NO en sesión, suelen aparecer dos reacciones en mis consultantes;

La primera reacción es cuando digo SÍ a las peticiones externas, cuando realmente no quiero, no puedo, no me satisface, o no deseo lo que el otro me está proponiendo. Aunque asentir a las peticiones externas nos puede aportar cierto alivio en un primer momento, al creer que estamos evitando un posible conflicto con la otra persona, la realidad es que a corto plazo esta decisión nos acaba por pasar factura, apareciendo emociones como la rabia, la frustración o la decepción con uno mismo.

Actuar en contra de nuestra esencia, de aquello que necesitamos o deseamos, es una falta de respeto hacia nuestra persona, por lo que acabamos traicionándonos. Este tipo de traiciones a nuestro ser perjudican la autoestima y la confianza en nosotros mismos. Cuando no nos atrevemos a decir NO a las peticiones externas, mantenemos una incoherencia interna, un malestar que puede enquistarse y acabar manifestándose a través de diferentes síntomas corporales como pueden ser dolores de cabeza, tensión corporal o trastornos digestivos, entre otros.

La segunda reacción es cuando me atrevo a decir NO. En estos casos mantenemos la coherencia con nosotros mismos. Cuando eso sucede es común que aparezca nuestro juez interno con mensajes acusatorios, diciéndonos que no hemos actuado bien. De esta forma aparece el sentimiento de culpa, castigándonos por no cumplir con nuestro ideal de cómo deberíamos ser y comportarnos ante el resto del mundo.

A medida que se practica la habilidad para decir NO, la culpabilidad va bajando en intensidad, mientras que aparecen otras sensaciones, como la sensación de recuperar el control de nuestra vida, o la sensación de una mayor presencia y seguridad en uno mismo. Sin duda, todo ello contribuye a desarrollar una autoestima más saludable.

A continuación voy a comentaros unas pautas útiles que os pueden ayudar a la hora de practicar la habilidad para poder decir NO.

1. Reconócete el derecho a decir NO. Uno de los derechos que tenemos como seres humanos es nuestra libertad personal, y derivada de ella se encuentra el derecho a decir NO ante una petición externa. Poder decir NO es un acto legítimo mediante el cual expresamos nuestra autonomía e independencia. Recuerda que dentro de tus libertades personales se encuentran derechos tan fundamentales como el derecho a decir NO, el derecho a cambiar de opinión, el derecho a no expresar nuestra opinión, o el derecho a no tener que dar explicaciones sino lo deseamos.

2. Entiende que dar una respuesta negativa no es un acto egoísta. Al igual que el resto de personas están en su derecho de pedirnos algo, y no por ello son egoístas, nosotros también disponemos de nuestro derecho de poder decir NO, sin tampoco serlo por ello. Cuando alguien nos pide un favor, debe contemplar la posibilidad de que nuestra respuesta sea negativa. En caso contrario ya no sería una petición por su parte, sino un mandato que implicaría una obligación por nuestra parte.

3. Tómate tu tiempo. Cuando recibas una petición externa date un tiempo para responder. No actúes de forma impulsiva, como una reacción ante tu miedo a decir NO. Déjate un tiempo para escucharte y pregúntate cómo te sientes ante esa petición. Plantéate si puedes y quieres aceptar lo que te están proponiendo. En caso que tu miedo a decir NO sea muy intenso, piensa en alguna situación del pasado en la que dijiste SÍ, cuando realmente querías decir NO; pregúntate cómo te sentiste y qué consecuencias te trajo tomar esa decisión.

4. Evita la justificación. Es habitual que cuando damos una respuesta negativa a otra persona, y como consecuencia de la culpabilidad que emerge durante esos momentos, nos justifiquemos en exceso. Debemos recordar lo que comentábamos en el primer punto, sobre nuestro derecho a poder decir NO. En este sentido debemos dar nuestra negativa de forma asertiva, es decir siendo claros, directos, y no agresivos. Una técnica muy útil cuando se practica la habilidad para decir NO es la “técnica del sándwich”.

La “técnica del sándwich” consiste en dar una respuesta negativa, pero empezando por una idea positiva que muestre la empatía con la situación y con la otra persona. De esta forma, mantenemos nuestra negativa, pero la incluimos en un “sándwich” de empatía y de compresión respecto a la situación. Por ejemplo, si alguien nos pide ayuda económica le podemos decir lo siguiente:

“Entiendo que estés pasando por una situación difícil y me sabe mal, pero no puedo dejarte dinero; si piensas en otra forma como te pueda ayudar, estaré dispuesto a escucharte”. Idea positiva – Idea Contraria – Idea Positiva.

5. Evita los rodeos. Relacionado con el punto anterior de evitar las justificaciones ante nuestra decisión, otro punto a tener en cuenta es el hecho de mantenerse seguro y ser directo a la hora de manifestar nuestra negativa al otro. Cuando nos justificamos por nuestra negativa nuestro mensaje pierde fuerza. Asimismo, se ha de evitar expresar nuestro NO desde el enfado o la agresividad, y hacerlo siempre de forma respetuosa, serena y clara.

6. Acepta el hecho que no siempre puedes agradar a todos . Al igual que a nosotros no nos gusta todo el mundo, ni tampoco estamos de acuerdo con todas las acciones y opiniones ajenas, también encontraremos otras personas a las que no vamos a gustar. Vivir para agradar, dependiendo de las opiniones externas, nos desgasta física y emocionalmente, limitando nuestra libertad y alejándonos de nuestra esencia personal.

Terapia Barcelona


Sin duda, la práctica de decir NO, nos puede aportar grandes beneficios. Las personas que acuden a terapia, y se atreven a utilizar esta habilidad comunicativa, me comentan que los beneficios no tardan en aparecer.  Me comunican que se sienten más en control de su vida, lo que les da una sensación de seguridad que antes no tenían en sus relaciones sociales. También me comentan que se sienten más confiados y seguros a la hora de asumir nuevos retos, así como una sensación de haber mejorado la opinión que tienen sobre sí mismos.

Para terminar, un efecto no esperado que mis clientes me comentan que perciben cuando se atreven a decir NO, es que lejos de encontrarse con el rechazo de los demás, lo que sienten ahora es que el resto de personas les respetan y admiran más que antes. Todo lo contrario a lo que su mente les advertía que iba a pasar.

Si sientes que te cuesta decir NO y ser asertivo/a en tus relaciones con otras personas, la terapia puede ayudarte. Para más información CLICA AQUÍ.

Si quieres leer más sobre como aprender a decir NO, aquí te dejo otro de mis artículos sobre el tema:

 Como aprender a decir NO


Leslie Beebe

Acompañamiento terapéutico y emocional

Terapia Gestalt en Barcelona







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