El significado del proceso terapéutico
El significado del proceso terapéutico. Cuando hablamos de terapia, suele aparecer la palabra proceso. Nos referimos a proceso, el camino que se inicia desde que una persona contacta con el terapeuta para acudir a sesiones, hasta el momento en que se cierra la terapia.
El proceso se desarrolla a partir de la relación de
confianza, respeto y no juicio que se establece entre terapeuta y cliente. Como
ya he comentado en anteriores entradas, los cambios que aporta la terapia
llegan a la vida del cliente de forma progresiva, pero no inmediata. Si alguien
te promete resultados rápidos con la terapia, desconfía totalmente, y más
cuando hablamos de cambiar patrones y dinámicas que llevan instaurados años en
la persona. La mayoría de metas que vale la pena alcanzar en esta vida,
ciertamente requieren de una constancia y un esfuerzo, y la terapia no es la
excepción.
Aunque cuando hablamos de terapia, no podemos generalizar,
pues cada persona es un mundo, la realidad es que existen unos puntos en común,
que suelen mostrar la mayoría de clientes a lo largo del proceso terapéutico.
Cuando la persona llega a terapia, lo hace en un estado de
preocupación, expresando su malestar a partir de una serie de síntomas. La
actitud del cliente suele ser rígida y a la defensiva, con un mensaje no
expresado, que viene a decir algo así como; “quiero cambiar, pero que no sea
mucho, ni tampoco doloroso”. La persona relaciona su malestar con una
sintomatología determinada, creyendo qué si estos síntomas desaparecen, también
lo hará su sufrimiento.
La realidad es que un gran porcentaje de problemas que se
trabajan en terapia, están relacionados con unos factores comunes, que suelen
afectar a la mayoría de personas. Estos factores son; nuestra resistencia al
cambio, nuestro apego a personas y situaciones, la baja resiliencia ante vivencias
generadoras de frustración, una falta de gestión emocional eficiente, y una generalizada baja autoestima.
Con el paso de las sesiones, el cliente empieza a detectar
unos cambios en la forma como se relaciona consigo mismo, y con su entorno.
Estos cambios están vinculados con el modo como el cliente procesa su realidad.
Al inicio del proceso terapéutico la persona suele identificar y procesar sus
vivencias desde construcciones mentales aprendidas. La persona construye su
realidad partiendo de unos pensamientos y creencias aprendidos, pero muy
desconectada de aquello que siente o necesita. El conflicto que el cliente trae
a terapia, suele estar relacionado con la tensión interna generada entre una
parte de sí mismo que quiere cambiar, y otra que se resiste al cambio.
La Terapia Gestalt brinda a la persona la oportunidad para
salir de este marco fijo, a partir del cual procesa su realidad, para abrirle
un abanico de posibilidades. Se abre así una, o varias puertas hacia el cambio,
donde la persona pueda experimentar una vida más plena y satisfactoria.
A medida que la terapia avanza, se van produciendo toda una
serie de cambios, que podemos generalizar en los siguiente; el cliente pasa de
una actitud inflexible y neurótica sobre su realidad, a otra más flexible y
auténtica. En un gran porcentaje de casos, el cliente toma conciencia de cómo
se abandona a sí mismo, en favor de las necesidades de otros, o bien para
cumplir con la forma como se le ha enseñado que debe ser y comportarse en el
mundo. La terapia habilita al cliente para que pueda dejar de utilizar las
máscaras, que hasta ahora había utilizado para encajar en el mundo, mientras se
va dejando la libertad de expresarse desde un lugar más cercano a su esencia
personal.
Desde esta conexión con una parte de sí mismo más auténtica,
el cliente empieza a conectar más con sus emociones y con su instinto. El psiquiatra
Fritz Perls, describe perfectamente este cambio en el foco de atención, con sus
palabras: “Abandona tu mente y dedícate a tus sentidos”.
El resultado de la terapia es que el cliente se vuelve una
persona más auténtica, pues empieza a confiar más en los mensajes de su cuerpo
como una guía en su camino evolutivo. Desde esta mayor escucha de sí mismo, el
cliente deja de actuar de forma reactiva y automática, según unos modelos
mentales preestablecidos, para centrarse en la satisfacción de sus necesidades.
Podemos decir que la persona deja de actuar según aquello que se le ha enseñado
que debe ser, para dejarse ser lo que realmente es.
Aunque el final de la terapia suele aportar grandes
beneficios para el cliente, al ser capaz de vivir una vida más libre y con una
mayor conciencia, la realidad es que el proceso terapéutico no resulta fácil, y
en muchos momentos incluso llega a ser doloroso para el cliente.
Durante este proceso, el cliente experimenta una tensión
interna que va a suponer una reorganización de su Yo, al producirse un
conflicto entre aquello que se le ha enseñado que debe ser (el denominado como Yo
ideal) y aquello que realmente es (el Sí mismo). Hasta este momento, el cliente
ha reprimido formas de ser y de hacer, por no considerarlas aptas, e incluso
amenazantes para la estabilidad de su Yo. El proceso de terapia le permite
traer a la conciencia todo este material alienado, para así llegar a aceptarlo
en su persona. En palabras del filósofo Soren Kierkegaard: “Solo si asumes
lo que eres, podrás cambiar quien eres”.
Todos estos cambios que se producen en el cliente, son
facilitados por la actitud del terapeuta en la sesión. Como terapeutas, nuestro
objetivo es facilitar que el cliente encuentre su propio camino, pero en ningún
sentido dirigirle hacia una dirección determinada, según nuestra forma de
percibir la realidad. Cuando le decimos al cliente aquello que debe hacer, por
un lado estamos faltándole al respeto, al decirle que su forma de ser o actuar
no es la adecuada. Por otro lado, al ser directivos con su proceso, nos estamos
posicionando en un lugar por encima del cliente, cuando la realidad es que la
terapia parte de una situación de ecuanimidad entre cliente y terapeuta.
Autenticidad. Es muy importante qué como terapeutas, seamos
auténticos en la relación con el cliente. Esto significa que ejerzamos nuestra
actividad desde una coherencia interna, y que no nos mostremos de una forma
falsa ante el cliente.
Empatía. Como terapeutas debemos entender la forma como el
cliente registra su realidad, para así poderle acompañar de la mejor forma
posible; en este sentido no debemos dirigir ni distorsionar la realidad del
cliente, aceptando ésta tal y como es.
No Juicio. En nuestra labor como terapeutas, la no expresión
de nuestros juicios, es una de las mejores formas de respetar al cliente.
Gracias a este clima de autenticidad, respeto, empatía y no
juicio que el terapeuta promueve en la sesión, el cliente encuentra en la
relación terapéutica la seguridad y la confianza necesaria para empezar a
realizar cambios; primero en la sesión de terapia, y después en su realidad
cotidiana.
Desde este entorno terapéutico, el cliente se siente confiado
a mostrarse tal y como es, pues empieza a perder algunos de los miedos más
básicos en el ser humano, como el miedo al abandono y el miedo al rechazo.
El clima de aceptación incondicional que como terapeutas
brindamos en la sesión, favorece a que el cliente puede conectar con una parte
más auténtica de sí mismo, a partir de la cual se permite la libertad de
mostrarse en coherencia con aquello que siente y necesita. Desde esta vivencia
más auténtica con su persona, el cliente aumenta la aceptación hacia sí mismo y
hacia el resto de personas.
En este proceso terapéutico, se producen toda una serie de
cambios en el cliente, que favorecen a su crecimiento personal. Estos cambios
se pueden resumir en los siguientes:
El cliente adquiere la capacidad de vivir de una forma más
fluida y libre, alejándose de los condicionamientos externos. Se abandonan las
máscaras en favor de un Yo más auténtico.
El cliente pasa de una situación interna de incoherencia
entre el Sí mismo, y el Yo ideal, a una coherencia interna, donde se vuelve más
realista, flexible, objetivo y empático, tanto consigo mismo como con los
demás. Desde esta aceptación hacia su persona, el cliente consigue una vida más
rica y satisfactoria.
Se amplía la facultad del cliente para tomar una mayor
conciencia sobre sus necesidades, a través de empezar a experimentar la
vivencia orgánica del momento presente.
El cliente deja de victimizarse y proyectar responsabilidades
en otros, para hacerse más responsable de su vida y de sus decisiones.
El cliente cambia la actitud reactiva y defensiva ante el
entorno, característica del inicio de la terapia, por otra más proactiva y
fluida con la vida.
El cliente gana en autoestima y libertad, al darse cuenta de
que es él quien toma las decisiones en su vida. Desde esa libertad, deja de
esforzarse por agradar a otros.
El proceso terapéutico cambia la forma que tiene el cliente
de entender la experiencia, pasando ésta de ser algo mental, rígido y ajeno a
él, a ser una vivencia cambiante que ocurre en su interior. A partir de esta
vivencia, puede encontrar significado a las experiencias por sí mismo, lo que
le aporta una sensación de libertad, al ver que a partir de ahora es él quien
decide sobre su vida.
Cuando el cliente se siente libre para ser tal y como es,
también se vuelve un individuo más creativo, y conectado con la naturaleza,
dejando de ser una persona conformista, dependiente y rígida, para ser alguien
con inquietudes, y flexible para ajustarse de forma creativa a los cambios que
se van produciendo en su entorno.
Para terminar, solo comentar qué dependiendo del cliente y su
demanda terapéutica, estos cambios pueden darse en mayor o menor medida, o
incluso no darse en absoluto. El cliente debe estar abierto al cambio cuando
llega a terapia, así como sentirse en confianza para trabajar con el terapeuta.
Si no se dan estos dos condicionantes, la terapia no producirá resultados.
Asimismo, también se debe tener en cuenta que los cambios llegan de forma
progresiva, aunque no se pueda fijar unos límites temporales, pues cada persona
tiene su ritmo para ir integrando los cambios en su vida.
Si quieres saber más sobre como el proceso te puede ayudar,
CLICA AQUÍ y recibirás la información sin compromiso alguno.
Si éste es tu primer contacto con la terapia, y deseas conocer un poco más sobre ella, a continuación te dejo otro artículo:
Leslie Beebe
Acompañamiento Personal y Terapia Gestalt
https://www.salesespaiviu.com/
http://ansiedad-depresion-barcelona.blogspot.com.es/
http://www.saludterapia.com/terapeutas/t/f/4685.html
https://terapia-ansiedad-barcelona.blogspot.com/
http://www.terapiaenbarcelona.com/
Comentarios