Las crisis de ansiedad
Las crisis de ansiedad. “No sé que me pasa últimamente,
cuando voy a un centro comercial, voy en autobús o he de conducir, noto que
empiezo a sudar, siento una presión en el pecho que parece como si me costase
respirar, empiezo a pensar que necesito salir de esa situación ya, sino creo
voy a morirme. La última vez me fui a urgencias, porque creía que me daba un ataque
al corazón, me dijeron que era una crisis de ansiedad y que mi corazón estaba bien”.
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Estas son unas palabras de una de mis clientas que sufrió
hace poco una crisis de ansiedad, también denominada como ataque de pánico.
Según el diccionario de la RAE denominamos pánico a un miedo extremado
o muy intenso. Es normal experimentar la sensación de pánico ante situaciones
que percibimos altamente peligrosas, y que pueden suponer un riesgo para
nuestra salud. Ante esta percepción de peligro, nuestro cuerpo se prepara para
huir, o bien para enfrentar dicha amenaza.
Sin embargo el ataque de pánico presenta ciertas diferencias frente
a lo que denominamos como pánico normal, los aspectos que los diferencian son
los siguientes:
Las sensaciones que acompañan un ataque de pánico suelen aparecer
de forma súbita, y sin una razón aparente. Durante el ataque de pánico se
manifiestan síntomas físicos muy intensos como taquicardia, mareos, temblores,
dificultad para respirar y hiperventilación pulmonar, entre otros. La persona
siente que está viviendo una situación donde peligra su vida, o bien puede perder
totalmente el control, por lo que aparece una necesidad imperativa de tener que
salir de esa circunstancia lo antes posible. El hecho de que muchas veces no sea
posible escapar de esa situación, por ejemplo si estamos viajando en un avión,
acentúan en gran medida los síntomas del ataque de pánico.
El ataque de pánico es una experiencia muy intensa y desagradable.
Por este motivo, y aunque no representa un peligro para la salud, suele generar
en la persona una preocupación y un miedo a que se vuelva a repetir otro ataque
de estas características en el futuro. Este miedo ante situaciones susceptibles de generar
una nueva crisis de ansiedad, provoca que la persona adopte conductas
limitativas y evitativas, restringiendo así su libertad personal.
El miedo es una emoción muy útil, pues nos previene de
posibles peligros que pueden amenazar nuestra integridad personal. Sin embargo el
miedo desmesurado que acompaña el ataque de pánico no es proporcional a la
amenaza percibida, pues en la mayoría de ocasiones ni tan solo existe amenaza
alguna para la persona.
Las crisis de ansiedad o ataques de pánico pueden venir
motivados por múltiples causas como pueden ser: un periodo de estrés continuado,
una falta de regulación emocional, traumas pasados, preocupaciones sobre la
salud, o incluso de la aparente nada. De todas formas, no es especialmente
relevante encontrar la causa inicial, pero sí tratar con los comportamientos,
actitudes y pensamientos que relacionamos con dicho ataque. Así mismo, aunque
la medicación puede ayudar en un primer momento, no es la solución definitiva ante
este tipo de trastornos, los cuáles requieren de un tratamiento terapéutico que
nos permita recuperar el bienestar perdido.
Si quieres saber si has sufrido de un ataque de pánico,
seguidamente te presento, según el Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA) (DSMIV), los principales criterios para diagnosticar una crisis de ansiedad:
Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la
frecuencia cardíaca
Sudoración
Temblores o sacudidas
Sensación de ahogo o falta de aliento
Sensación de atragantarse
Opresión o malestar torácico
Náuseas o molestias abdominales
Inestabilidad, mareo o desmayo
Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización
(estar separado de uno mismo)
Miedo a perder el control o a perder la razón
Miedo a morir
Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) y
Escalofríos o sofocaciones
Si crees que has sufrido recientemente un ataque de pánico, o
simplemente vives tu día a día con ansiedad, el primer paso que debes dar es ir
a tu médico para que realice el diagnóstico oportuno. En este sentido, nunca
tomes ningún tipo de medicación para la ansiedad sin que tu médico lo haya
autorizado, pues son medicaciones que si no son tomadas correctamente pueden
generar dependencia con el tiempo.
Una vez realizado el diagnóstico, y si realmente sufres de
algún trastorno de este tipo, lo más recomendable es que recibas ayuda
terapéutica. Es aconsejable que no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy,
pues si estos estados no se tratan, con el tiempo pueden derivar en patologías
más graves como la agorafobia.
En Terapia Gestalt Vivir Mejor nos especializamos en trabajar
con personas que sufren de estados de ansiedad, para que así puedan recuperar
su equilibrio emocional de la forma más rápida posible.
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Leslie Beebe
Terapeuta y Coach Personal Barcelona
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