¿Tristeza o depresión?


¿Tristeza o depresión?. En ocasiones, la vida nos pone en situaciones difíciles, que nos generan malestar. Ante estas circunstancias muchas veces decimos que estamos deprimidos, cuando la realidad es que simplemente nos sentimos tristes. La tristeza es una emoción, y como tal su función es informarnos de qué nos sucede ante una determinada situación que estamos viviendo. Algunos de los principales motivos por los que podemos sentir tristeza pueden ser haber sufrido una pérdida en nuestra vida, o bien por alguna decepción fruto de expectativas que teníamos y que no se han cumplido.

tristeza o depresión

Cuando hablamos de depresión la cosa cambia. La tristeza no es el único elemento integrante de un trastorno depresivo, pues se le suman otros como son: la ausencia de motivación, una baja energía en general, una pérdida de vitalidad, una falta de interés por actividades que antes proporcionaban placer, y una sensación de sentirse desbordado/a ante el mínimo contratiempo que se presenta en la vida.

Así como el polo opuesto a la tristeza sería la alegría, en el caso de la depresión es la vitalidad. Cuando perdemos la sensación de vitalidad que nos habilita para tirar adelante en nuestra vida, podemos estar sufriendo de algún trastorno depresivo. Si sentimos que llevamos unas semanas tristes sin poder identificar aquello que lo provoca, acompañado de una sensación de apatía y hastío vital, entonces seria aconsejable acudir al médico para que realice el diagnóstico pertinente.

Según los profesionales médicos, podemos estar padeciendo de depresión si se cumplen cinco o más de estas señales en un periodo que supere los 15 días.

Estado depresivo la mayor parte del tiempo, donde aparecen las ganas de llorar, la apatía, el cansancio y la tristeza.

Anhedonia. Es la incapacidad para disfrutar de aquellas actividades que antes nos gustaban o nos interesaban.

Abulia. Hace referencia a una falta de motivación extrema, la cual se manifiesta a través de no querer hacer nada, debido a una sensación de falta de energía e iniciativa.

Cambio de peso. La depresión puede ocasionar una pérdida o una ganancia de peso en un tiempo reducido.

Pensamientos negativos recurrentes. Aparecen sentimientos de desvalorización personal y culpabilidad constante. Se puede incluso llegar a pensar en el suicidio.

Fobia social. La depresión conduce a la persona a querer estar sola, encerrada en si misma, para así mantenerse aislada del resto del mundo.

Falta de concentración. Es habitual que aparezca una dificultad para centrarse en una tarea determinada, así como olvidarse de cosas.

El motivo que origina la depresión es diferente según cada persona, podríamos decir que suele ser una combinación de factores genéticos, factores psicológicos y  condicionantes del entorno o sociales.

Existen factores genéticos que pueden favorecer la aparición de este trastorno, así como también físicos, como puede ser un descenso de los niveles de serotonina en el cerebro. No obstante, los factores psicológicos, relacionados con nuestra personalidad y la forma como nos enfrentamos a aquello que nos pasa en nuestra vida, tienen una gran relevancia en el desarrollo de un trastorno depresivo.

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Durante los primeros años de vida se nos enseña una determinada forma de interactuar con el mundo, así como un modo específico de relacionarnos con nosotros mismos. El entorno en el que crecimos, y las experiencias personales vividas, han ido configurando lo que hoy en día es nuestra personalidad. No obstante estos aprendizajes no siempre son saludables, y muchas veces nos acaban generando malestar. Ante estos casos la terapia puede ser de gran ayuda para cambiar estos patrones de funcionamiento caducos, que conducen al sufrimiento, por otros de más saludables.

La depresión es un trastorno serio que no debe ser tomado a la ligera; por lo tanto si crees que puedes estar sufriendo de ello es importante que acudas a tu médico, el cual te indicará los pasos a seguir.
En la actualidad los trastornos depresivos son tratados con medicación (antidepresivos principalmente, y a veces en una primera etapa también con ansiolíticos), así como con psicoterapia

La terapia es el acompañamiento emocional adecuado para estas situaciones, y es fundamental para recuperar la vitalidad perdida y la autoestima, así como también para corregir aquellos pensamientos y patrones de conducta limitantes que alimentan el trastorno.

Respecto a la medicación es importante saber que sus efectos no empiezan a hacer efecto hasta pasadas tres o cuatro semanas, siendo necesario que el tratamiento se alargue durante algunos meses. Parar la medicación de forma drástica, o bien dejarla antes de tiempo puede conducir a recaídas y complicaciones, provocando que sea mucho más difícil superar este trastorno. La medicación debe estar prescrita por el profesional médico, indicando las pautas a seguir en su toma, por lo que siempre debe evitarse la auto medicación. Así mismo la medicación sin un acompañamiento terapéutico tampoco es la solución, pues este trastorno requiere de un trabajo con las causas que la motivan, y no solo con los síntomas físicos que lleva asociado.

A continuación voy a comentar algunas pautas que pueden ayudarte si sufres de depresión, la cual como hemos comentado debe ser tratada con psicoterapia, y en un gran número de casos también debe ir acompañada por medicación.

1. Encuentra apoyo en tus familiares y amigos más cercanos. Toma conciencia que no estás solo/a ante la depresión, y que por tanto abrirte a expresar aquello que te pasa y como te sientes, puede ayudarte.

2. Realiza ejercicio físico. La actividad física aporta grandes beneficios como liberar endorfinas, aumentar el flujo sanguíneo cerebral, así como regular los niveles de serotonina y otros neurotransmisores. Cualquier actividad física, realizada con mesura, puede ayudarte a salir de la depresión.

3. No te culpabilices ni te presiones. Nadie es culpable de sufrir depresión. No obstante eso no significa que no sea tu responsabilidad trabajar para superarla. Es importante que comprendas que no se trata de forzarte a hacer muchas cosas, o a tener que disfrutar de las actividades que realizas, pues ahora aún no es el momento. Tampoco es bueno que te presiones en querer estar bien ya mismo, pues debes recordar que superar la depresión es un proceso que lleva su tiempo. Procura no encerrarte en ti mismo/a, para así ir dando pequeños pasos que te permitan salir del estado de apatía y la desgana en la que te encuentras.

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4. Cuida tu alimentación. Aquello que comemos tiene una incidencia directa en nuestro estado emocional. Evita en la medida posible los alimentos procesados, los azúcares y las grasas saturadas. Incluye en tu dieta un mayor número de frutas, verduras, frutos secos y legumbres. También puedes añadir a tu dieta alimentos ricos en triptófano y magnesio, los cuales facilitan la creación de serotonina y te ayudarán a subir tu estado de ánimo; algunos de ellos son la levadura de cerveza, el chocolate negro y el pescado azul, entre otros.

5. Busca ayuda terapéutica. Por mucho que creamos conocernos, cuando pasamos por un trastorno depresivo debemos admitir que no vamos a poder superarlo solos. Por este motivo deja de lado a tu ego y pide ayuda. La terapia es fundamental para ayudarte a recuperar tu equilibrio emocional.

6. Toma conciencia de aquello con lo que no estás a gusto en tu vida. Tanto la ansiedad como la depresión pueden ser expresiones de que algo no acaba de funcionar bien en nuestra vida. Tomar conciencia de aquello que nos genera incomodidad, y que deseamos cambiar, o bien eliminar de nuestra vida, es fundamental para recuperar el bienestar perdido.

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Leslie Beebe
Terapia Gestalt en Barcelona
Tel. 645 368 714


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