Las relaciones tóxicas


Las relaciones tóxicas. La mayoría de nosotros hemos vivido, o conocemos a alguien que ha sufrido de una relación tóxica. Cuando hablamos de relaciones tóxicas no solo hacemos referencia a las relaciones amorosas, pues existen otros ámbitos en los que se puede dar este tipo de relación, como las relaciones de amistad, los vínculos familiares o los entornos laborales.

las relaciones tóxicas

¿Qué entendemos por relación tóxica?. Describimos como relación tóxica aquel tipo de relación en que nuestra libertad personal se encuentra limitada. Además son relaciones en las que por algún motivo u otro no podemos salir de ellas, pues nos sentimos enganchados/as. Aunque la persona que vive una relación tóxica sufre, normalmente se justifica en excusas varias para no admitir la realidad del problema.

Los motivos por los que una persona se queda enganchada a este tipo de relación suelen estar vinculados a miedos muy primarios, como el miedo al abandono, el miedo a la soledad, el miedo a no ser capaz de enfrentarse a la vida solo/a, o la culpabilidad, entre otros.
Estos miedos resultan de tanta intensidad, que la persona prefiere seguir manteniendo una relación que le causa dolor, antes que hacer frente a sus propios fantasmas. Obviamente, muchas veces la persona no es consciente del problema, y suele ser necesario pedir ayuda profesional para poder salir de la relación tóxica. La terapia ayuda a la persona a darse cuenta del sufrimiento que le comporta seguir manteniendo un vínculo de este tipo. Una vez la persona toma conciencia del precio que está pagando por no enfrentarse a sus temores, entonces el cambio hacia una nueva realidad es posible.

¿Cómo saber si puedo estar viviendo una relación tóxica?. A continuación voy a describir algunas creencias y actitudes que son propias de una relación tóxica.

1. Mantener la idea que la pareja nos ha de llenar un vacío. Este tipo de creencia ha sido ampliamente difundida por el arte del cine. Hollywood ha hecho mucho daño en ese sentido. Un gran número de películas nos presentan el amor romántico como una falsa promesa, entendiendo la relación amorosa como una situación ideal que nos conducirá a la completitud de nuestro ser. Según este ideal, el encuentro con la persona soñada nos llenará de felicidad, desapareciendo sensaciones tan inherentes a la existencia humana como el vacío existencial o el miedo a la soledad.

Poner en nuestra pareja la responsabilidad de hacernos felices, aparte de irresponsable, es irreal, y acaba derivando en una profunda frustración, pues estamos pidiendo algo al otro que solo nosotros podemos darnos. Nadie puede ser responsable de llenar nuestro vacío existencial, a parte de nosotros mismos.

2. Ceder tu poder personal ante tu pareja. Cuando accedemos a las peticiones de nuestra pareja, no por amor o generosidad, sino por miedo (por ejemplo a no gustar o a ser abandonados, entre otros), estamos dando a nuestra pareja un poder sobre nuestra persona que no tiene, afectando negativamente nuestra autoestima, dignidad personal y autorespeto.

relación de pareja tóxica

3. Tener expectativas idealizadas sobre tu pareja. En múltiples ocasiones no vemos al otro como es realmente, con sus defectos y atributos, sino como nos gustaría que fuese. Sobre todo, en los primeros meses de relación, proyectamos en la pareja una imagen idealizada, que tiene más que ver con un ideal de perfección sobre el amor y las relaciones, que como la otra persona es en realidad. Esto es lo que en un primer momento podemos llamar enamoramiento, el cual en las relaciones sanas y con el paso del tiempo, debe ir dejando paso a un amor más estable y profundo. De esta forma nos reapropiamos de la proyección hecha en la pareja, para ver y aceptar a la persona tal y como es.

4. Creer que el otro va a cambiar. Es normal que mantengamos ciertas expectativas cuando empezamos una relación; sin embargo debemos tener mucho cuidado de no caer en una ilusión, y pensar que la pareja va a cambiar y ser como nosotros queremos. Nuestra expectativa de como debería ser el otro no deja de ser una idea en la mente, una fantasía, por lo que lo mejor en estos casos es dejarse vivir la relación, para así ir descubriendo a la pareja como es, con sus defectos y virtudes. 

Vivir una relación desde el “como deber ser el otro” únicamente nos conduce a la frustración y al sufrimiento. A partir de la aceptación del otro podemos construir una relación sana, y con buenas perspectivas de perdurar en el tiempo.

5. Utilizar el chantaje emocional y el “libro de agravios”. Uno de los síntomas de las relaciones tóxicas es la manipulación. La manipulación tiene diferentes formas, una de las más comunes consiste en justificar hechos propios del presente con acciones pasadas que hizo nuestra pareja, desde una actitud de resentimiento con la voluntad de hacer sentir culpable al otro. El objetivo de utilizar el chantaje emocional es que la pareja se sienta mal, y acabe accediendo a nuestras peticiones. Una forma típica de manipulación es el denominado “libro de agravios”; acciones del pasado que nos duelen, pero que en vez de expresar al otro en el momento oportuno, callamos y anotamos mentalmente, guardando el hecho con resentimiento, para así echarle en cara a nuestra pareja a la mínima que hay una discusión o un conflicto.

6. Sentirse culpable. Siguiendo con el punto anterior, el chantaje es una de las principales armas del manipulador emocional, y en consecuencia el responsable de muchas dinámicas tóxicas en las relaciones. Una de las técnicas utilizadas por el manipulador emocional es la de posicionarse en el rol de víctima, responsabilizando a su pareja de su situación. Esta actitud manipuladora despierta en la otra persona sentimientos de pena y culpa, por lo que acaba responsabilizándose de su pareja, cayendo en la trampa del chantaje emocional.

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7. Relaciones de codependencia. En las relaciones de pareja tóxicas suelen aparecer vínculos no saludables como la codependencia. En la codependencia uno de los miembros de la relación, o ambos dependiendo del caso, pierden su libertad personal y su individualidad en favor de la otra persona. En estos casos el vínculo que mantiene la relación unida no es el amor y la libertad de elegir, sino la necesidad y la dependencia hacia la pareja.

Para terminar, voy a comentar algunos indicios que nos pueden dar pistas sobre si estamos viviendo una relación tóxica. En caso que te sientas identificado/a con estas afirmaciones, lo más recomendable es que busques ayuda profesional que te permita salir de esta situación.

1. Habitualmente tengo pensamientos negativos sobre mi persona y dudo de mis capacidades.

2. No me siento atendido/a ni escuchado/a por mi pareja.

3. Con frecuencia me comparo con otras personas y me siento inferior.

4. Habitualmente me siento culpable.

5. Intento no hacer enfadar o llevar la contraria a mi pareja.

6. Intento siempre contentar al otro, y no suelo pedir o expresar mis necesidades a mi pareja.

7. No me siento feliz en mi vida.

8. Frecuentemente me enfado o me pongo triste porque accedo a hacer cosas que después me doy cuenta que no quería hacer.

9. Me doy cuenta de que vivo mi relación desde el control y la ansiedad hacia mi pareja.

Si quieres conocer más sobre las relaciones tóxicas, también puedes leer otros de mis artículos:


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"Nadie dijo que por amar debes renunciar a tu identidad, y si es así, se equivoca" Walter Riso

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