La importancia de pensar bien

La importancia de pensar bien. La mayoría de personas que acuden a terapia lo hacen porque están sufriendo. Este sufrimiento puede estar motivado por diferentes motivos; una ruptura sentimental, un duelo por la pérdida de un ser querido, un despido laboral, un divorcio…. No obstante, un gran porcentaje de personas que vienen a terapia lo hacen por un sufrimiento muy diferente, que es aquel motivado por la forma que tienen de relacionarse consigo mismos.

Importancia pensar bien

Aunque mi orientación terapéutica es la humanista (principalmente la terapia gestalt), la verdad es que encuentro muy interesante el planteamiento que hace la terapia cognitivo conductual sobre la forma como nos relacionamos con nuestra persona.

La terapia cognitivo conductual es un modelo de tratamiento psicológico que parte de la unión de dos ramas de la psicología, como son la conductista y la conductual. Desde una visión simplista y muy resumida de esta terapia, podemos decir que la terapia cognitivo conductual parte de la premisa que todos nos movemos en un triangulo interno formado por 3 elementos: los pensamientos, los sentimientos/sensaciones y las acciones. Estos tres elementos se interrelacionan entre sí; los pensamientos y sentimientos conducen nuestras acciones, y a su vez, las acciones parten de unos pensamientos y unas creencias determinadas… creando así un círculo que se retroalimenta.

Partiendo de la premisa anterior, podemos afirmar qué si queremos cambiar una sensación como por ejemplo cuando nos sentimos bloqueados por la ansiedad, debemos empezar a cambiar nuestra forma de pensar y las acciones que van asociadas a ella.

De esta teoría se deduce que la forma de pensar, y el tipo de pensamientos que mantenemos a lo largo del día en nuestra mente, afectarán directamente a la forma como nos sentimos, y a su vez limitarán en mayor o menor medida nuestras acciones.

Vamos a poner un ejemplo: si mantengo en mi mente el pensamiento que no sirvo para el trabajo que estoy haciendo, seguramente esto me hará sentir inseguro, lo que afectará mi rendimiento laboral pues aumentará la probabilidad de cometer errores.

De esta forma, y como consecuencia de este tipo de pensamientos limitantes, caemos en una trampa mental que nos lleva a compararnos y a sentirnos mal por aquello que somos. Desde este tipo de creencias disfuncionales, nos sentimos inferiores e inseguros ante la vida, lo que limita enormemente nuestras acciones y nos impide crecer en nuestra vida.

A continuación, voy a exponeros tres formas de pensar o tipos de creencias tóxicas que nos limitan, las cuales están bastante generalizadas entre la población.

1. La primera forma de pensamiento está relacionada con creencias dañinas sobre nosotros mismos. Dentro de este tipo de creencias destaca un amplio abanico de pensamientos, no obstante yo los englobo en dos grandes grupos:

El primer grupo incluye aquellos pensamientos desvalorizantes y limitantes sobre nuestra persona. Algunos ejemplos son:

“no sirvo”, “no valgo”, “soy un inútil”…

El segundo grupo engloba aquellos pensamientos relacionados con la autocompasión hacia nosotros mismos, como por ejemplo:

“¿Por qué esto siempre me pasa a mi?”, “No es justo”, “Yo no merezco que me pase esto”, “Mira a tal persona, a él/ella no le pasa”…

terapia ansiedad Barcelona

En ambos casos pensar de esta forma nos bloquea, al anclarnos en una posición victimista y autocompasiva. Esta vía de pensamiento nos impide encontrar una solución a nuestro malestar, pues nos mantiene enfocados en el problema. Ante estos casos es difícil adoptar una actitud proactiva, focalizada en tomar las medidas oportunas que nos permitan salir de nuestro sufrimiento. Desde esta actitud pasiva, estamos tan centrados en compadecernos de nosotros mismos y en compararnos con otros, que perdemos de vista las posibles soluciones a nuestro problema.

En este punto, quizás la pregunta a hacernos es porqué está tan generalizado el hecho de compararnos para así sentirnos mal e inferiores al resto. Aunque existen múltiples respuestas a esta pregunta, una de las que yo creo explica bastante bien este fenómeno parte de la base que no nos gusta sentir incomodidad o displacer en nuestra vida. 

Multitud de circunstancias de la vida nos llevan a sentirnos tristes, enojados, heridos, asustados, vulnerables… Todos estos son estados desagradables e incómodos que no nos gusta sentir. Para evitarlos, lo que hacemos es tratar de escapar del displacer que nos provocan, por lo que optamos por quejarnos y posicionarnos como víctimas, o bien escogemos compararnos con otras personas que pensamos están mejor que nosotros. 

Sin duda, estas actitudes evitativas funcionan como una distracción temporal, no obstante a largo plazo solo nos prolongan el sufrimiento, y posponen el hecho de tener que tomar conciencia de aquello que nuestras emociones y sentimientos nos quieren transmitir.

2. La segunda de las creencias limitantes son aquellas relacionadas con el resto de personas. Con frecuencia pensamos que cuando algo malo nos sucede, cuando nos sentimos tristes ante una situación, o bien cuando nos enfadamos por alguna circunstancia, la responsabilidad de sentirnos así la tienen otras personas, ya sea nuestro jefe, nuestros padres, nuestra pareja…

Así, gastamos una gran cantidad de tiempo y energía en culpabilizar a otros por nuestro estado y la forma como nos sentimos. Este tipo de pensamiento, como en el punto anterior, nos ancla en el malestar, la pasividad y nos limita para poder ver posibles salidas a nuestro sufrimiento.

Algunas frases que reflejan este tipo de pensamiento son:

“Mi pareja saca lo peor de mi”, “Él/ella tiene la culpa de que me sienta así”, “Sino fuese por mi jefe, no llegaría a casa tan enfadado”, “Si soy así es por culpa de mis padres”…

La consecuencia de adoptar este tipo de pensamiento es doble; por un lado regalamos nuestro poder personal a otra persona, lo que nos priva de tener la sensación de que controlamos nuestra vida, y de que en esencia somos dueños de nuestra libertad personal.

Por otro lado es un acto de irresponsabilidad, al no querer hacernos cargo de nosotros mismos, proyectando así la responsabilidad de nuestra vida y de nuestra persona en alguien externo. Aunque la proyección (un mecanismo de defensa de nuestra psique) pueda aportarnos cierto alivio en un primer momento, al ser un mecanismo evitativo respecto algo que nos incomoda o nos hace sufrir, la realidad es que con el tiempo nos pasa factura al hacernos sentir que no tenemos el control de nuestra vida.

3. El tercer tipo de pensamientos limitantes son aquellos relacionados con el mundo. La mayoría de nosotros mantenemos la creencia errónea y malsana que el mundo está en deuda con nosotros. Desde esta creencia, pensamos qué si nos esforzamos lo suficiente, alcanzaremos el éxito. O bien qué si nos portamos bien, el mundo nos recompensará por nuestra bondad. Nada más lejos de la realidad.  El éxito no es fruto de una justicia cósmica hecha a nuestra medida, pues pensar así solo nos llevará a la decepción y a la frustración.

terapia Barcelona

Por norma general el éxito (cada uno definirá qué entiende por éxito en su vida), parte de una actitud proactiva, de compromiso, constancia y esfuerzo para alcanzar la meta establecida. Sin embargo, debemos tener en cuenta que en ocasiones, aunque pongamos todo nuestro esfuerzo en alcanzar aquello que tanto deseamos, vamos a fracasar. La realidad es que, aunque la actitud es muy importante para alcanzar nuestras metas, no lo es todo, pues existen multitud de factores que nos influyen y escapan de nuestro control.  

Aceptar que la vida no es justa con nosotros, y que a veces uno se sentirá decepcionado y defraudado por no haber conseguido aquello que quiere, es parte de la vida misma, así como una dura prueba para nuestra gestión emocional.

Como hemos mencionado anteriormente, mantenerse en la queja y en la autocompasión solo nos conduce a un estado de pasividad y victimismo, bajo el cual es muy complicado llegar a sentirnos bien con nosotros mismos y con nuestra vida.

Una vez expuestos estos tres tipos de pensamiento, seguro que te has sentido identificado con alguno de ellos, o incluso con todos a la vez. Tranquilo, es normal, la mente de la mayoría de nosotros funciona de una forma muy parecida, pero esto no significa que deba seguir siendo así, y que no podamos hacer nada para decantar la balanza a nuestro favor. 

Debemos entender que lo relevante no es el tipo de pensamiento que tenemos, pues los seres humanos no disponemos de la capacidad de suprimir nuestros pensamientos, sino que lo importante es como nos relacionamos con ellos una vez aparecen en nuestra conciencia.

En este sentido es importante adoptar toda una serie de hábitos saludables respecto aquello que pensamos. Al igual que es importante cuidar de nuestra alimentación y practicar ejercicio físico para mantener nuestra salud física, también es importante adoptar unos hábitos de pensamiento saludable, que nos ayuden a cuidar de nuestra salud psicológica y emocional. Para ello es importante contrarrestar nuestras creencias limitantes por otras de más saludables que nos empoderen.

Adoptar hábitos de pensamiento saludable es un proceso, el cual difícilmente podremos realizar solos. Transitar por este camino requerirá de compromiso, constancia y esfuerzo, así como de un acompañamiento terapéutico que nos ayude a cambiar nuestros pensamientos y creencias limitantes, por otras de más saludables que fortalezcan nuestra autoestima y nos permitan crecer.

Si quieres mejorar la relación que mantienes contigo mismo y con el resto de personas, adoptando hábitos de pensamiento saludable, la terapia puede ayudarte. Para más información sobre las sesiones de terapia CLICA AQUÍ

 

Leslie Beebe

Terapia Gestalt en Barcelona


SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO SÍGUEME ENhttps://www.facebook.com/TerapiaBcn/


Comentarios

Entradas populares