La ansiedad por comer
La ansiedad por comer. Con frecuencia en las sesiones de terapia aparece la relación
entre ansiedad y el acto de comer, en este sentido es frecuente escuchar la
frase “cuando estoy ansioso/a me da por comer”. Si éste es tu caso, el primer
paso es conocer qué se esconde detrás de esa actitud. Nadie niega que el comer
puede resultar un placer, o bien que después de un día de trabajo nos
recompensemos con una buena cena, no obstante el comer de forma compulsiva nada
tiene que ver con obtener momentos de placer, o la satisfacción de una
necesidad fisiológica, sino más bien con una estrategia de evitación de estados
que nos resultan desagradables.
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La evitación que manifestamos comiendo está relacionada con la búsqueda de un alivio frente a estados como la
ansiedad, el aburrimiento o la angustia, entre otros. En este caso el comer se
presenta como un síntoma de que existe un estado de ansiedad o insatisfacción
de fondo al que debemos prestar atención; es decir que el problema no es la
comida en sí, sino la ansiedad que se esconde detrás de ella. Al comer de forma
compulsiva lo que hacemos es tapar con la comida el mensaje que nos trae
nuestra ansiedad.
Es importante comprender que en ningún caso la comida debería
ser un calmante para los estados de ansiedad, pues aunque en un primer momento podamos
sentirnos aliviados (debido a que al comer se liberan una serie de neurotransmisores
como la dopamina que nos relajan), la realidad es que esta actitud va a derivar
en otros problemas como son:
1- A la ansiedad original se le va a sumar otra, que es
nuestra angustia por no poder controlar aquello que comemos.
2- Un aumento de peso y los problemas de salud derivados de
comer comidas poco saludables.
3- Las emociones resultantes de esta actitud que suelen
aparecer con posterioridad al acto de comer, como son la culpabilidad, la
vergüenza y el arrepentimiento, y que van a agravar más la sensación de agobio
y ansiedad en la persona.
Y entonces, ¿cómo controlamos la ansiedad por comer?; la
respuesta es que debemos liberarnos de las tensiones y enfrentar aquellas
situaciones que nos puedan estar generando ansiedad y agobio en el presente. La
ansiedad no deja de ser un mensaje que nos envía nuestro cuerpo para ponernos
en alerta, avisándonos que hay algo en nuestra vida con lo que no estamos
satisfechos y que por tanto deberíamos atender lo antes posible.
El primer paso si estás atravesando una situación de este
tipo es acudir a un profesional de la terapia para que te ayude a reducir tu ansiedad,
y en consecuencia tu impulso por comer. La terapia te permitirá una mejor
gestión de tu ansiedad, así como un mayor conocimiento sobre cómo regular tus
emociones, lo que favorecerá tu relación con la comida.
Seguidamente te dejo otras pautas, que juntamente con la terapia,
pueden ayudarte a salir del acto de comer compulsivamente.
1. Identifica las situaciones o los momentos en que aparecen
las ganas de picar
Puede ser que la ansiedad por comer sea algo pasajero,
desatado por algún suceso que te haya afectado emocionalmente de forma reciente;
por ejemplo un examen, una discusión con la pareja, unos días de más estrés en
el trabajo… Si es así identifica el origen y toma conciencia de cómo has
reaccionado ante la situación, para de esta forma actuar de forma diferente en
el futuro, sin tener que recurrir a la comida.
2. Realiza ejercicios de relajación
Cuando estamos ansiosos nuestro ritmo de respiración se ve
alterado, respirando muy rápido y pudiendo llegar al estado de
hiperventilación, lo que favorece los síntomas de la ansiedad. Si nos sentimos
ansiosos, en vez de ir a la nevera a buscar algo de picar, podemos optar por
dejarnos unos minutos (de 10 a 15 será suficiente), para entrar en contacto con
nuestra respiración y relajarnos. Este ejercicio nos ayudará a cortar el
impulso por comer. Una de las técnicas de relajación que podemos utilizar es la
respiración abdominal, la cual explico en este artículo.
3. Prográmate un horario para el ejercicio físico
Uno de los mejores antídotos para la ansiedad es el ejercicio
físico. El ejercicio físico nos permite liberar tensiones, pues al practicarlo
liberamos una serie de hormonas, como la serotonina y las endorfinas, que nos
ayudan a reducir nuestros niveles de estrés y ansiedad.
4. Organízate y planifica tu día
Si sientes que el estrés y la ansiedad se están apoderando de
ti y estás recurriendo a la comida, es conveniente que organices tu tiempo y
planifiques tu día de una forma diferente, para así no sentirte sobrepasado por
las obligaciones y responsabilidades. Si es necesario delega tareas, prioriza
actividades y pide ayuda si lo necesitas.
5. Evita las dietas restrictivas
Uno de los orígenes de comer compulsivamente son las dietas
excesivamente restrictivas, en que el acto de comer pasa de ser un placer a ser
vivido con frustración, culpa o remordimientos. En estos casos la ansiedad
aumenta, por lo que es más fácil utilizar la comida como un refugio ante estas
emociones. Lo primero que debes hacer si quieres empezar una dieta es acudir a
un profesional de la nutrición, que te asesore en este tema, pues cada uno de nosotros
tenemos un organismo único y con diferentes necesidades nutricionales.
6. Reserva un tiempo para el placer
Comer de forma compulsiva puede ser un indicador que no
estamos dejando espacio para el placer en nuestra vida. En ocasiones las
obligaciones laborales y familiares pueden acaparar todo nuestro tiempo, no
dejando espacio al cuidado de nuestra persona. Si éste es tu caso, es
importante que reserves un tiempo exclusivo para ti, que te permita disfrutar
de aquellas actividades que te aportan placer como pueden ser; la lectura, la
música o el deporte, entre otras.
7. Sigue unas pautas de nutrición saludables
Existen toda una serie de pautas nutricionales que pueden
favorecer a reducir tu tendencia a comer de forma compulsiva, algunas de ellas
son:
- Reducir los alimentos excitantes como el café y el
chocolate.
- Comer con más frecuencia pero en menos cantidad, así como
comer despacio, sin prisas.
- No tener en la nevera o en la despensa alimentos procesados,
sustituyéndolos por alimentos naturales.
- Seguir un horario regular de comidas y planificar en la
medida de lo posible aquello que vamos a comer.
- Cuando surge el impulso por picar, evitar los alimentos ricos
en azúcares y en grasas.
Para terminar, únicamente comentar que la mayoría de casos en
que aparece la ansiedad por comer son causados por una falta de regulación emocional. Los orígenes pueden ser variados y diferentes según cada persona;
una dificultad para expresar emociones y necesidades, una deficiente relación
con uno mismo, una insatisfacción vital, etc… En este sentido, y como he
comentado anteriormente, la terapia se presenta como la alternativa más recomendable
para reducir la ansiedad, y en consecuencia la tendencia a comer
compulsivamente.
Leslie Beebe
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