Miedo y Ansiedad


Miedo y Ansiedad. El miedo es una emoción básica y primaria que ha permitido la supervivencia y evolución del ser humano. Como toda emoción, el miedo funciona como una señal informativa sobre algo que está sucediendo en nuestra relación con el entorno; en este caso nos advierte de algún peligro que amenaza nuestra seguridad. La función del miedo es doble; en primer lugar conservar aquello a lo que damos valor en nuestra vida; por ejemplo el miedo que puede aparecer ante una posible pérdida de nuestro trabajo. En segundo lugar preservar nuestra integridad personal; por ejemplo el miedo que surge ante la posibilidad de recibir un daño externo. El miedo nos ayuda a ser precavidos, a actuar con cautela y a valorar los recursos de los que disponemos para enfrentar un posible peligro.

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Sin embargo el miedo también tiene otra cara, y es cuando se vuelve un mecanismo desadaptativo y limitante en nuestra vida. Es importante decir que el miedo no es el problema en sí, pues éste únicamente actúa como una señal informativa, sino que la dificultad reside en el mecanismo que nosotros utilizamos para relacionarnos con esta emoción, el cual da lugar a la aparición de sensaciones desagradables como la ansiedad y la angustia.

El principal problema que tenemos respecto a la relación con nuestros miedos es la tendencia a la evitación. Social y culturalmente el miedo se nos ha vendido como algo no deseable, y que por tanto no está bien sentir. Nadie quiere admitir que tiene miedo, pues supuestamente la imagen que debemos ofrecer a los demás es la de mostrarnos valientes y fuertes. En consecuencia cuando sentimos miedo nos obligamos a tener que estar tranquilos, culpabilizándonos y diciéndonos a nosotros mismos que no deberíamos sentirnos así. En esos momentos intentamos de todas las formas posibles controlar aquello que es incontrolable, nuestras emociones.

Aunque en un primer momento adoptar una actitud de evitación ante aquello que nos da miedo nos pueda aportar cierta calma, la verdad es que lo único que conseguimos actuando así es entrar en un bucle de “miedo al miedo”. En este bucle la persona se siente incapaz de controlar la ansiedad originada por la situación, inquietándose por un posible descontrol emocional en el futuro. De esta forma se estructura una dinámica en que como mayor es el grado de evitación, más grande es el miedo a la ansiedad, y mayor es el bloqueo ante la situación temida. Con el tiempo este bloqueo nos lleva a limitar casa vez más aspectos de nuestra vida, provocando en nosotros una sensación de incapacidad, lo que afecta negativamente a nuestra autoestima.

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Entonces ¿cómo debemos actuar ante nuestros miedos?

El primer punto a tener en cuenta es que debemos cambiar la perspectiva que tenemos respecto al miedo; en vez de percibirlo como un enemigo, debemos aprender a familiarizarnos con él, para así encontrar un equilibrio emocional cuando éste aparece. Para cambiar dicha percepción es importante tener en cuenta dos elementos básicos: el primero posicionarnos como simples espectadores de nuestros miedos, no identificándonos con ellos. Debemos tener claro que nosotros no somos nuestros pensamientos, y en consecuencia éstos no deben dominar nuestras acciones. El segundo elemento es que debemos aprender a sostener nuestros miedos, esto significa reconocer nuestros miedos, dándoles un espacio para su expresión. Es importante comprender que el miedo en sí no es perjudicial, todo depende de la forma como lo gestionemos. Si cuando aparece el miedo luchamos contra él para no sentirlo y nos juzgamos y culpabilizamos por ello, lo único que conseguiremos es sentir más ansiedad y un mayor grado de necesidad por tener que evitar la situación temida.

El segundo punto a destacar es no querer evitar aquello que tememos. Solo si aprendemos a enfrentar y transitar nuestros miedos podremos obtener las herramientas de gestión necesarias para superarlos, permitiendo así que nuestros miedos no nos limiten.

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El tercer y último punto es comprender que cambiar patrones de funcionamiento no es fácil, pues llevamos muchos años relacionándonos con nuestros miedos de una forma determinada, y en la mayoría de casos poco saludable. Este tipo de cambios suponen un camino de aprendizaje. Es por este motivo qué si sientes que tus miedos limitan tu vida, deberías pedir apoyo profesional, el cual te ayudará a encontrar nuevas y más saludables formas de gestión emocional. En este sentido la terapia puede ser el recurso que necesitas para superar tus miedos.

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"No hay cosa de la que tenga tanto miedo como del miedo" Michel de Montaigne


Leslie Beebe








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